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Un hombre negro que murió baleado por policías de Los Angeles aún sostenía un arma de fuego mientras yacía en el suelo, indicaron las autoridades el domingo en respuesta a las preguntas sobre por qué siguieron disparando una vez que el hombre cayó al pavimento…
Un acercamiento a los videos de seguridad muestra a Nicholas Robertson, de 28 años, tendido en el suelo con una pistola en la mano. Falleció la mañana del sábado en el lugar de los hechos, el suburbio de Lynwood del sur de Los Angeles.
Dos agentes dispararon en 33 ocasiones contra el sospechoso luego que se rehusó a soltar el arma y caminar por una ajetreada calle hacia una estación de gasolina, en la que una familia recargaba combustible, informó el capitán de la división de homicidios, Steven Katz.
“Al momento de colapsar, sus brazos quedaron debajo del cuerpo y aún sujetaba el arma. La pistola en todo momento estuvo en su posesión”, afirmó Katz.
Cuestionado sobre si los policías eran blancos, Katz dijo que no, pero no proporcionó más detalles.
La policía confrontó a Robertson mientras investigaban reportes de un hombre disparando al aire. De acuerdo con los testigos, el joven caminaba por una calle residencial y una zona comercial sujetando el arma y actuando de manera sospechosa.
Los testigos señalaron a las autoridades que Robertson disparó en cinco o seis ocasiones y entró brevemente a un negocio de lavado de autos y una pizzería antes de que llegaran los agentes.
Los policías encontraron al sospechoso frente a la estación de gasolina y le ordenaron bajar el arma, pero se rehusó, aseveró la agente Juanita Navarro-Suarez en un comunicado.
Los testigos afirmaron haber visto al sospechoso voltear y apuntar hacia los policías, según al comunicado.
Video, presuntamente tomado con un teléfono celular, fue transmitido en varios sitios noticiosos. Al parecer muestra a los agentes disparando cerca de dos docenas de balas, incluyendo varias una vez que Robertson cae y comienza a gatear por el suelo.
“Le dispararon en el hombro y comenzó a gatear”, dijo Pamela Brown, suegra de Robertson, a KCAL-TV. “Dejó tres hijos, dos niñas y un varón. Pudieron haberle disparado con un arma aturdidora o hacer otra cosa”.
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