La rivalidad entre hermanos suele empezar en las edades más tempranas y el conflicto se produce por el deseo de acaparar el cariño y la dedicación de los padres y el miedo a que la competencia del hermano menoscabe esas atenciones.
La mayoría de los padres de familia dicen querer a todos sus hijos por igual, y tal vez así lo sea, sin embargo muchas veces lo que demuestran es totalmente contrario a lo que dicen. Y esto suele causar problemas entre los chicos, quienes al percatarse de las diferencias de cuidado y dedicación por parte de sus padres, comienzan a competir entre ellos para ganarse el favoritismo de sus progenitores. Desafortunadamente todo esto conduce a una fea: ¡rivalidad entre hermanos!
LA RIVALIDAD EN ETAPAS
Hermanos Mayores vs. Hermanos Menores
Los hermanos mayores, por ejemplo, viven experiencias peculiares. Al ser el primer hijo es frecuente que los padres les dediquen más cuidado y atención. Pero el problema es cuando primogénito se siente “destronado” ante la llegada de más hermanos, sobre todo si tiene entre 3 y 5 añitos. Por lo general se siente celoso a veces hasta el punto de ver a su recién llegado hermano como un rival.
Si esta rivalidad no se trabaja desde el principio, probablemente estos dos hermanos pasarán sus vidas llevándose la contraria y discutiendo.
Para poder lidiar con este tipo de problema, es importante que los padres hagan partícipe a su hijo de la llegada de su hermano. Esto hará que el niño vea lo positivo de tener un hermano y pasará a convertir esa experiencia en algo deseado.
CREENCIAS ERRÓNEAS
Uno de los errores comunes que cometen la mayoría de los padres con sus hijos mayores es que les exigen mucho. Con frecuencia, les demandan ser responsables y que sirvan de modelo para sus hermanos pequeños y que además se encargan de cuidarlos en ocasiones.
Asumir responsabilidades dotará a los chicos de mayor independencia, pero tampoco se trata de exigirles cosas que no sean propias de su edad. Además esto hará que vean a sus hermanos como una carga, lo que abrirá el paso a peleas, envidias y hasta agresiones físicas.
Y los medianos…
Los hermanos medianos se suelen catalogar como los olvidados. Pueden sufrir también el ser “destronados” con la llegada de sus hermanos más pequeños, y habrá que seguir los mismos pasos dejando al margen la idea de rivalidad.
El mediano puede sentirse desconcertado y por lo general busca diversas estrategias para llamar la atención, pero si sabemos tratarles con cuidado, dotándoles de confianza, pueden convertirse en personas bastante equilibradas, ya que les educan padres con más experiencia, y cuentan con el apoyo de su hermano mayor.
Los más pequeños
Los más pequeños de las familias, también atraviesan por experiencias singulares, al nacer ellos, los padres ya están cansados de imponer normas y es fácil que sean más tolerantes, convirtiendo al hermano menor en el mimado de la familia. En efecto, muchas veces el menor es el consentido, el preferido, el que suele protagonizar los berrinches para conseguir lo que desea.
Y es precisamente esto lo que provoca rivalidad entre los otros hermanos.
Ni los propios expertos se explican por que se llevan tan mal con los demás hermanos, pero lo cierto es que siempre están peleándose.
Los ‘SÍ’ y los ‘NO’ a seguir
Es importante fomentar la alianza entre hermanos y no la rivalidad. Pero para lograr esto, evite hacer comparaciones entre ellos, o de apoyarse en el ejemplo de unos para educar a los otros.
A la hora de felicitar o recriminar a los hijos, no conviene hacerlo en relación a su ubicación en la familia, sino en relación a su edad. Por ejemplo, si uno de los niños más pequeños ha logrado hacer algo, no por ello es menos importante lo que logró el hijo mayor, para cada uno de ellos es un logro… Y cuidado, porque emitir juicios comparativos pueden influir negativamente en la autoestima del niño.
Del mismo modo, a la hora de castigar conviene tener en cuenta que no es menos censurable una misma acción por haber sido copiada de otro aparentemente más responsable. Con frecuencia cometemos el error de castigar a los mayores con más dureza y no hacemos lo mismo cuando los pequeños imitan sus mismas acciones.
Es importante que sea razonable a la hora de elogiar o castigar a sus hijos, pues de lo contrario provocará una rivalidad entre hermanos.
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