Rosa Jiménez tenía 17 años cuando llegó de México a Estados Unidos con su pequeña hija y cuatro meses de embarazo. Tenía solo dos meses en el país cuando el niño que cuidaba se asfixió. Fue condenada a 99 años de prisión pero hoy está libre, pues hay evidencia de que la muerte posiblemente fue accidental.
A la mexicana Rosa Jiménez le costó darse cuenta de que no estaba soñando este miércoles, cuando por fin pudo abrazar a sus hijas en libertad. Había pasado los últimos 18 años de su vida en prisión, acusada de una muerte que posiblemente fue accidental.
“Pareciera ser un sueño, pero no lo es”, confesó la inmigrante mexicana minutos después que pudo cumplir su tan anhelado deseo. Ahora está en libertad bajo fianza, junto a sus seres queridos y a la espera de un nuevo juicio.
Fue condenada a 99 años de prisión tras ser declarada culpable del asesinato de un niño que cuidaba en su apartamento en el norte de Austin, Texas, en 2003. En aquel momento ella tenía 17 años, una pequeña hija, cuatro meses de embarazo y solo dos meses de haber llegado a Estados Unidos.
Jiménez se ha declarado inocente una y otra vez desde entonces, pero las dificultades económicas y el hecho de que no hablaba inglés perjudicaron su oportunidad de contar con una representación eficaz en el proceso original, de acuerdo con lo dicho por sus actuales abogados defensores.
“Poder regresar con mis hijos algún día”, esbozó la inmigrante frente a los micrófonos cuando los periodistas le preguntaron sobre la motivación que tuvo para sobrevivir al encierro. “Y ahora, recién, está pasando”.
La jueza Karen Sage, del condado Travis, fue la encargada de firmar una orden para liberar a Jiménez esta semana, luego de escuchar en una audiencia especial a tres expertos decir que la sofocación con toallas de la víctima pudo ser accidental.
“Aquí no se cometió ningún delito; la señora Jiménez es inocente. Si se puede evitar, no debe pasar una noche más encarcelada”; asegura el comunicado divulgado por la oficina de Sage. “No puedo hacerle justicia hoy, pero espero poder darle el derecho del que ha sido privada durante mucho tiempo: su libertad”.
Durante la audiencia, los neumólogos explicaron que no existe manera en que Jiménez hubiese podido llenarle la garganta con toallas de papel al niño Bryan Gutiérrez, de 21 meses, como argumentaron los fiscales durante el juicio realizado en 2005. La asfixia parece haber sido producto de un accidente, luego de que el niño se llevara el papel a la boca.
Luego de la explicación que dieron estos expertos, una de las doctoras que testificó durante el primer proceso cambió su opinión, y emitió una declaración jurada esta semana. Todo esto valdrá para intentar probar la inocencia de Jiménez cuando se desarrolle un nuevo juicio.
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