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Sin caer en exceso de confianza, ¡ES BUENO TENER FE EN LA GENTE!

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No permita que los tiempos difíciles que estamos viviendo, le quiten a usted o a sus hijos la capacidad de confiar en las personas

  Durante las últimas semanas, ha habido acontecimientos que han puesto en alerta a la comunidad entera, que a través de los medios de comunicación percibe los peligros lejanos que no dejan de despertar reacciones de paranoia general.

 Una sensación de inseguridad está presente. Estas situaciones y episodios de violencia que estamos viviendo generan la incertidumbre, ansiedad y temor de que en cualquier momento nosotros podemos ser una víctima más de la violencia o los ataques que se ven alrededor del mundo.

   En efecto, esos temores no son sólo de los adultos, pues a través de las señales emitidas por los medios de comunicación y sus padres, los niños hacen réplicas en sus juegos o en sus comportamientos de los episodios violentos que viven en su entorno.

   En el niño se pueden provocar pesadillas, elaboración de juegos que tengan que ver con un grado de violencia en donde ellos dramaticen lo que están viendo y leyendo, también creen en un momento dado que lo que ven es una forma de desatar su agresividad.  Hemos visto que los niños se están volviendo más violentos, son agresivos o tienen ese tipo de reacciones motivadas en parte por lo que están viendo, en una forma en la que ellos creen que es adecuado el atacar antes de ser atacados.  En cuanto a los adultos la sensación de que ya no pueden confiar en la gente es constante, esa paranoia surge con ansiedad y una sobreprotección de las cosas materiales como la cartera, el carro y la casa en la que se enclaustran.

  También la violencia generalizada produce reacciones de sobreprotección con la familia, con limitaciones en los espacios de libertad de hijos y familiares que a la hora de moverse de forma libre por cualquier ciudad, tienden a ser recriminados por buscar el peligro.

  Estas situaciones generan confusiones porque ya no sabemos en quién confiar y en quién no, por una parte no se les puede decir a los niños de confiar en los demás, si estamos inmersos en ese tipo de reacciones y actitudes.

  Si le decimos al niño no confíes, cuídate de los demás, eso mismo lo hace retraído y afecta sus relaciones, generando un grado de desconfianza intenso que en un momento dado pueda inducirlo, inclusive, a atacar pensando en que es una forma de defenderse.

  Pero si el mensaje transmitido por los padres es de confianza en los demás, el menor puede quedar expuesto a que le hagan daño, haciéndolo víctima.

  Es importante, que el niño se acerque de manera paulatina a las personas y se le enseñe a valorar la percepción de las intenciones de los demás sin que se cierre a las relaciones. Hay que enseñarlos a que siempre se acerquen muy lentamente y que busquen la confianza de un adulto familiar, para que platiquen lo que no les genera seguridad.

    Se puede permitir cierto acercamiento, pero que no se abran al primer momento y si perciben algo que no está correcto que tomen en cuenta esa señal; es importante no hablar de sí mismos con personas que no se conocen, aunque haya mucha necesidad de ser escuchados.

 Por supuesto que este tema es delicado y se deben tener percusiones, pero no debemos permitir que los medios de comunicación, que en ese afán de “hacer noticia”, cualquier cosa la “pintan” espantosa y la hacen ver que va contra nuestros intereses o peor aún, contra nuestros hijos.

  Sin caer en el exceso de confianza, es bueno tener fe en la gente, porque si bien cosas malas siempre ocurren, pero las buenas también están presentes en la vida diaria; sólo trate verlas y verá que las encontrará.

 Si cada uno de nosotros así nos comportamos y eso enseñamos a nuestros hijos, nuestra comunidad será mejor y más unida.

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