Por: Francisco Haro
Yaces hermano inmóvil, inerte
tus manos, rostro. Tú todo rígido.
¡No, tú estás aquí, no te has ido!
¡Aléjate de él, infame ente!
Inútil es el ahora mirarte,
ya que nadie así ha revivido.
Sólo ahora recuerdo lo vivido
antes de esta última suerte.
El elemento vital no inhalas,
tu mirada perdida en la nada.
de repente; burlonas carcajadas.
“Esa” que dice: llegué por la paga
de tu acelerada vida
¡Soy la vida de muerte disfrazada!
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