EFE
Un grupo de activistas indias se toma con una fotografía con Soni Sori (c), una mujer víctima de un ataque de ácido y convertida en activista y política, durante la manifestación convocada con motivo del Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Nueva Delhi (India) hoy, 8 de marzo de 2016…
Recién salida de un hospital tras ser atacada en la cara con un químico, la activista aborigen Soni Sori acusó hoy al Gobierno indio de expulsar a las tribus de la jungla para extraer sus recursos naturales “en nombre del crecimiento”.
“Lo que le ha ocurrido a mi cara se debe a los minerales y a los recursos naturales”, dijo hoy a Efe Sori, mostrando las quemaduras y costras en su rostro causadas por el ataque, durante un acto en Nueva Delhi con motivo del Día de la mujer.
“Fui atacada, la gente es violada y asesinada por las compañías. Queremos que la jungla perdure”, remarcó la activista.
La agresión ocurrió el pasado 20 de febrero cuando tres hombres motorizados la acorralaron en la conflictiva región de Chhattisgarh, en el este de la India, mientras volvía de denunciar en algunas comisarías los abusos de la Policía a varios civiles.
Según narró Sori, los tres hombres le dijeron primero “que debía parar de interponer quejas contra el inspector general de la Policía” y luego le pusieron “algo negro en la cara”.
“Pensé que sería algo para humillarme, pero después de 15 minutos me empezó a quemar la cara”, rememoró la adivasi (nombre con el que se conocen en la India a los miembros de las comunidades tribales).
Después de ser llevada a un hospital regional, Sori fue trasladada a la capital india por la gravedad de las quemaduras, y allí permaneció ingresada hasta ayer tras dos semanas de tratamiento.
Ahora, a pesar del apoyo que recibe en Delhi, afirmó que desea regresar cuanto antes a Chhattisgarh, donde desde hace décadas hay activo un conflicto entre la guerrilla naxalita, que busca imponer una revolución agraria de corte maoísta, y las tropas indias.
Sori (1975) criticó que la Policía relacione indistintamente a las comunidades tribales con los guerrilleros, por lo que ser “adivasi significa ir a la cárcel o morir en nombre de los naxalitas”, a los que acusó también de usar la violencia para alcanzar sus fines.
“Estoy con aquellos que quieren luchar de manera pacífica, democrática y bajo la Constitución”, sentenció la aborigen, que aclaró que ha sido acusada en numerosas ocasiones de maoísta simplemente por levantar su voz contra los abusos.
En 2011, en un caso que alcanzó repercusión internacional, Sori fue arrestada en Delhi y trasladada luego a una comisaría en Chhattisgarh, acusada de hacer de intermediaria entre los maoístas y una multinacional que quería explotar los recursos naturales.
La activista, que permanecería en prisión durante varios años, reveló luego que durante su arresto fue violada y torturada.
La situación de Sori fue denunciada por organizaciones pro derechos humanos como Human Rights Watch o Amnistía Internacional (AI), que la nombró presa de conciencia y lanzó una campaña global para su liberación.
“Soni Sori estuvo años detenida por cargos motivados políticamente por su activismo y continúa siendo objeto de ataques simplemente por luchar por la justicia de las comunidades adivasis”, sentenció hace unas semanas la directora de AI en la India, Tara Rao.
Sori aseguró hoy que cuando regrese a Chhattisgarh lo único que temerá será la seguridad de sus tres hijos, sobre todo de la mayor, de 16 años, a la que han amenazado con rociarla con la misma sustancia negra que le untaron a ella.
“Pero mis hijos dicen que no tienen miedo y nunca lo tendrán”, sentenció.
La activista rememoró con añoranza los tiempos previos al conflicto entre los maoístas y las fuerzas de seguridad indias, esa época en la que llevaban “una buena vida” en consonancia con “el agua, la jungla y la tierra”.
“Pero el Gobierno quiere la tierra para entregársela a las compañías y usan la fuerza para expulsarnos”, concluyó.
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