Salir avante de problemas no es sencillo, en especial si no se cuenta con ayuda. Por eso la “Doctora Consejos”, es una sección que espera ser una guía para quienes no encuentran la salida. El caso de hoy es:
Por: Doctora Consejos
Querida Doctora Consejos:
Tengo una amiga de muchos años que también es mi compañera de trabajo. Su escritorio está cerca del mío y todo el día platicamos y comentamos cosas, es la madrina de uno de mis hijos y siempre estamos juntas dentro y fuera del trabajo. Sin embargo hace un tiempo que me he dado cuenta que ella dice cosas en las que no estoy de acuerdo y me molesta que las diga frente a mis hijos porque no quiero que ellos crezcan hablando mal de otros.
Mi amiga habla mal de los negros, de los gays y de los mexicanos. (Ella es nacida en este país, hija de sudamericanos, yo soy mexicana).
No se mide para decir que los mexicanos somos sucios. Y ahora con el tema del Donald Trump, mi amiga se siente “respaldada” en sus pensamientos hacia mi país.
El otro día le recordé que soy mexicana y me dijo que yo soy la excepción. Verdaderamente me siento muy molesta con esta situación. Dígame cómo la callo para que no siga hablando mal de mi gente. La Mexicana
Querida Mexicana:
Tú no puedes hacer nada por callar a tu amiga. Ella tiene su punto de vista y no lo va a cambiar por más argumentos que le des. Dice el dicho que “los que odian odiarán”.
Déjala con sus prejuicios y ya no le des argumentos que solamente atizan el fuego de su odio. Sin embargo estoy de acuerdo que no es bueno que tus hijos escuchen a una persona hablar mal de otras personas por su raza, lugar de origen ú orientación sexual.
Es así como nacen los prejuicios y el odio, a mí me parece que tú tienes dos caminos de acción afirmativa. Primero que nada, aleja a esa amiga de tu hogar. En el trabajo tienes que estar cerca de ella, pero no tienes por qué convivir con ella más de lo necesario.
Después habla con tus hijos y explícales que el punto de vista de tu amiga, está equivocado. Diles que todos merecemos respeto incondicional, incluida ella, a pesar de estar equivocada. El lado positivo de esta situación es que te da la oportunidad de ayudar a tus hijos a formar su propia posición de justicia e imparcialidad.
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