Por Isabel M. Echemendía Pérez
Por más de dos décadas la multimillonaria compañía Google ha sido el estándar laboral de muchas personas en el mundo.
Su cultura de trabajo cuenta con beneficios envidiables tales como comidas gratis, toboganes en la oficina, cuidado de niños, horarios flexibles, facilidades de transporte, buenos salarios, en fin, todo lo que muchos empleados desean encontrar. Visto así, el estar en la oficina puede resultar hasta más placentero que en nuestra casa.
Trabajar en Google puede llegar a convertirse en el sueño de cualquiera. Y sí, ciertamente fue así hasta no hace mucho. Pero desde hace algún tiempo la reputación de la empresa ha venido cambiando radicalmente, producto del descontento de varios de sus empleados.
En los últimos años se evidencian insatisfacciones por despidos presuntamente arbitrarios por supuestas violaciones de su política de seguridad de datos, así como por cuestiones de discriminación y acoso sexual que no han sido bien resueltos por la gerencia.
Google se ha hecho de la vista gorda con temas altamente sensibles para sus trabajadores, dejándoles en un terreno totalmente indefenso y vulnerable. Pero estas violaciones no han quedado del todo impunes. Varias protestas dan fe de ello.
El detonante de estas marchas estuvo relacionado con una investigación que publicó el diario The New York Times en octubre del año pasado sobre Andy Rubin, creador de Android. Según la investigación, este mantenía una relación extramatrimonial con una empleada de Google a quien obligó a realizarle sexo oral.
Una vez puesta la denuncia, la empresa prefirió resolver el caso puertas adentro, ofreciéndole 90 millones de dólares a Rubin para que dimitiera. Esto provocó la indignación de muchos de sus trabajadores, quienes fueron a paro en diferentes ciudades del mundo, exigiendo políticas contra el acoso y la violencia sexual.
Protesta de empleados de Google Mountain View, California, el 1 de noviembre de 2018, por la manera en que la compañía manejó el caso de acoso sexual de Andy Rubin.
Sin embargo, no solo el acoso femenino es un handicap de la empresa. La discriminación es igual de significativa. Las estadísticas muestran la evidente brecha de género en Google. El 30.9% de sus empleados son féminas frente a un 69.1% liderado por hombres. En cuanto al nivel de responsabilidad, solo el 25.5% le pertenece a las mujeres.
Pero estos no son los únicos problemas a los que está sujeto el gigante de internet. Recientemente sus empleados acusaron a los líderes de desarrollar una herramienta de vigilancia interna que puede ser empleada para monitorear los intentos de organizar protestas y discutir sus derechos laborales.
Se trata de un equipo instalado en las computadoras de los trabajadores. La herramienta funciona como una extensión de Chrome e informaría automáticamente sobre los empleados que creen un evento con más de 100 participantes, lo cual puede ser considerado como un intento de organización.
Además, los empleados han convocado campañas internas en contra del contrato que mantiene Google con el Pentágono para analizar imágenes de drones, así como de un proyecto secreto, que luego fue cerrado, para desarrollar un motor de búsqueda y satisfacer el régimen de censura de China.
Pero la tensión parece llegar a un punto sin retorno. Este lunes, según refiere CNN Business, Google despidió a varios de sus trabajadores por presuntamente violar sus políticas de seguridad de datos.
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