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Un monje tailandés dice que la dictadura resuelve los problemas de la democracia

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EFE

El monje budista Buddha Isara, uno de los líderes de las protestas contra el poder civil que desembocaron en el golpe militar de 2014 en Tailandia, asegura en entrevista con Efe que el gobierno del general Prayuth Chan-ocha “resuelve los problemas” que la democracia no atajó…

“(Prayuth) es un trabajador, un líder honesto y muy sincero que trabaja para mejorar este país. Tailandia necesita un líder como él”, señala el religioso en un humilde monasterio en Nakhon Pathom, al norte de Bangkok.
Isara, quien encabezó un campamento opositor a la primera ministra Yingluck Shinawatra en el distrito administrativo de Chaeng Wattana, en el norte de la capital, se toma un largo rato para enumerar los avances realizados por el gobierno castrense desde la asonada.
Luchar contra la pesca ilegal, acabar con el tráfico humano, mejorar la seguridad en el sector de la aviación, evitar la deforestación para el cultivo o regular el mercado de algunos bienes producidos en el país son trabajos acometidos por Prayuth y que, según el bonzo, las anteriores Administraciones electas obviaron.
Desde hace más de una década Tailandia vive un periodo de inestabilidad política en la que se suceden breves periodos de democracia, manifestaciones callejeras antigubernamentales y golpes de Estado militares continuados por años de dictadura antes de la vuelta a los comicios.
Isara apunta sin dudar hacia el clan político de los Shinawatra, especialmente Thaksin Shinawatra y su hermana Yingluck, como el principal mal de la sociedad tailandesa.
“El Gobierno de Yingluck (2011-2014) dañó el país y dejó que los antimonárquicos insultaran a la Casa Real”, a la que define como el “corazón y alma” de la sociedad tailandesa, defiende el budista.
Su hermano mayor Thaksin, derrocado como primer ministro (2001-2006) por una asonada y quien vive desde 2008 en el autoexilio como prófugo de la justicia tailandesa, es definido por el religioso como un “corrupto” y el “origen” de varios de los problemas de Tailandia.
Los Shinawatra y sus aliados han ganado todas las elecciones celebradas desde 2001 gracias al apoyo mayoritario de los votantes de rentas bajas y de la clase rural.
“Si hay elecciones ahora y los Shinawatra no pagan, no volverán a gobernar. Ellos ganan porque compran los votos. A sus seguidores no les gusta Thaksin como ser humano o su mentalidad, sino por su dinero”, sentencia Isara.
Una encuesta del diario Bangkok Post publicada el pasado enero muestra como el Puea Thai, el partido fundado por Thaksin, sigue siendo el partido con más apoyo en el país.
A pesar de la vigente prohibición de manifestaciones políticas impuesta por la junta militar, el bonzo ha acaudillado varias protestas frente a la embajada de Estados Unidos en Bangkok contra las injerencias del país norteamericano en el país.
“El embajador estadounidense ha roto el protocolo diplomático. EE. UU. siempre se entromete en los asuntos internos de Tailandia (…) porque apoya a los Shinawatra. Ellos también benefician a Estados Unidos”, condena Isara.
El monje budista niega que sus seguidores sean violentos ni que estén movidos por el dinero, sino por la “fe”.
El pasado 3 de marzo, Wiwat Yodprasit, quien era guardia de seguridad del campamento liderado por Isara durante las protestas antigubernamentales, fue condenado por la justicia tailandesa a 37 años y cuatro meses de prisión por asesinato, intento de asesinato y posesión de armas sin licencia durante un tiroteo a fin de bloquear las elecciones generales de febrero de 2014.
Wiwad admitió posteriormente ante la Policía que cobraba 300 baht al día (unos 8,5 dólares o 7,6 euros al cambio actual) por custodiar el asentamiento.
Su abogada defensora, Puangtip Boonsanong, indicó a mediados de marzo que Buddha Isara le aportaba a la familia de Wiwad unos 15.000 baht mensuales (429 dólares o 381 euros) para su defensa.

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