La corte de Los Ángeles le había enviado un ultimátum a Luis Miguel a finales de marzo: si no se presentaba el 17 de abril ante la audiencia que tenía por el caso de su exmánager, irían a por él. Luis Miguel Gallego Basteri, El Sol de México, sería perseguido por la Policía estadounidense para arrestarlo.
Él, que solía servirse de la seguridad pública para aplacar a las legiones de fans que luchaban por un beso suyo, ahora tendría que protegerse de ella.
Este lunes ha llegado a la fecha límite. Luis Miguel no se ha presentado. Y la Justicia de Los Ángeles ha cumplido su promesa: una orden de detención contra uno de los divos más grandes de la música latina.
La peor pesadilla de El Sol se gestó en 2015. Los errores que cometió en aquella fatídica temporada —cancelaciones de conciertos, de giras, incumplimiento de contratos— le han costado al artista las demandas millonarias que tiene que enfrentar ahora.
La que puede poner en riesgo su libertad lleva el nombre de su exmánager, William Brockhaus, según ha adelantado la cadena estadounidense Univision.
Y, según la demanda a la que ha tenido acceso este diario, la cifra de la deuda con el que fuera su representante asciende a 1.043.483 dólares.
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