Cómo afrontar la llegada de esa nueva persona y si no le quieren… al menos que no le rechacen!
Holywood y la industria del cine se han encargado por años de relacionar a las madrastras y padrastros como los malos del cuento, aunque eso no siempre es verdad, pero lo que sí es cierto, es que los menores ven a los nuevos “inquilinos” como “usurpadores” del lugar, y auguran que traerán problemas y conflictos y, aun sin conocerlos empiezan a tener un sinfín de resentimientos.
El primer impulso de los pequeños o adolescentes es el rechazo y es normal, tengamos en cuenta que esa persona que ha llegado a casa ‘‘es un intruso/a” o en el caso de que mamá o papá se vayan a vivir a la casa de esa otra persona, los chicos la (lo) consideran ladrón/a.
Esta es una reacción normal, aunque también tiene mucho que ver en la forma en que abordes la conversación para que tus hijos acepten el cambio de la mejor manera posible. Pero tranquilos, no todo está perdido, existen formas que puedes utilizar para lograr tener una buena relación con los hijastros, que hasta puede llegar a ser excelente… Aquí te indicamos algunas de esas formas:
– Ser uno mismo, actuar con naturalidad y no representar el papel de “padre/madre” porque los niños ya tienen un padre/madre.
– Ser primero esposo/a y después padrastro-madrastra. La actitud de los niños puede influir en la relación de pareja.
– No convertirse en padrastro-madrastra si no se quiere, pero es obligatorio ser honesto con los niños desde principio.
– Definir su papel dentro de la familia, respetar a los demás y sin ser arrogante o prepotente hacerse respetar.
– No confundir ‘querer a la pareja’ con ‘querer a los hijos de ésta’, ni pensar que porque la pareja le quiere también le van a querer sus hijos.
– Ser realista y flexible sobre el pasado de su pareja y sus circunstancias. Cuando surjan los problemas enfrentarse a ellos con actitud positiva. El buen humor puede ser una buena ayuda en muchas situaciones conflictivas o preocupantes.
– Intentar establecer bases sólidas para una nueva familia, aunque lleve su tiempo. Hay que organizar actividades en familia en las que participen todos para crear una identidad familiar, empezar a compartir buenos momentos y crear buenos recuerdos en común. Viajes, excursiones, juegos…
– Evitar situaciones confusas dejando claro cuál es el rol del padrastro-madrastra en la familia que se habrá definido con su pareja. Qué responsabilidades tienen, qué espacio les dejan a los niños, cómo se relacionan con el padre o la madre…Con la madre o el padre de los niños probablemente no tengan una relación de amistad, pero sí hay que intentar que sea una relación positiva o, al menos, lo más neutral posible.
Hay que aceptar que quieran participar en la vida de sus hijos y permitirlo.
– Comunicarse de forma efectiva, pedir perdón cuando sea necesario, transmitir sus miedos, enfados, dudas… y también las alegrías.
Enfrentarse a los retos de la nueva familia con actitud positiva es fundamental. Nos encontraremos ante problemas…como en cualquier familia. Pero no hay que obsesionarse con las dificultades que tiene una familia reconstituida, ni formarla con prejuicios, porque ello es básico para que, después, la convivencia sea buena.
Finalmente, hay que pensar que es por el bien de los hijos que se debe intentar que una familia reconstituida sea eso, una familia, con una base sólida de afectos mutuos y respeto, es fundamental que tengan una buena relación todos los adultos para que los niños lo perciban y no exista ningún celo o conflicto y si no es posible siempre está la posibilidad de que recurras a ayuda de profesionales especializados en resolver estas situaciones. Hablamos de los psicólogos especialistas en terapia de familia. ¡Ánimos!
Buena suerte… Hasta la próxima!
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