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Zambrano, un pueblo colombiano bañado por el río Magdalena, se muere de sed

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EFE


Los habitantes de Zambrano, un pequeño pueblo de pescadores del norte de Colombia, a orillas del río Magdalena, el principal del país, se quedaron sin su principal fuente de sustento y sin agua por la grave sequía causada por el fenómeno de El Niño…

El cauce del Magdalena, que atraviesa el país de sur a norte y que a la altura de Zambrano, en el departamento de Bolívar, suele tener unos cuatro metros de profundidad, es hoy un inmenso banco de arena que en algunos sectores atraviesan en bicicleta o a pie los lugareños.
La sequía es tal que la gente circula libremente entre las columnas de concreto del puente que comunica con la vecina ciudad de Plato, en el departamento del Magdalena, normalmente sumergidas pero que quedaron al descubierto por la falta de agua.
La secretaria de Gobierno del municipio, María Eloísa Ríos, explicó a Efe que además del bajísimo caudal del río Magdalena, “la mayor parte de la ciénaga (aledaña al poblado) ha quedado sin agua” y los pescadores ya no sacan nada con sus redes.
A la pérdida de la actividad de la pesca se suma el desabastecimiento de agua que afecta al perímetro urbano de Zambrano y muy severamente a los caseríos contiguos. “Hemos tenido que hacer racionamientos de agua”, indicó Ríos.
El bajo nivel del Magdalena, de donde se surten de agua los cerca de 12.000 habitantes de Zambrano, ha obligado a la autoridades a poner en funcionamiento el acueducto solo durante dos horas al día, lo que sumado al fuerte calor, que supera los 30 grados, agrava la situación.
La funcionaria aseguró que hay zonas rurales que actualmente no tienen agua, por lo cual han tenido que pedir a la Gobernación de Bolívar que les apoye con camiones cisterna para abastecer a esas comunidades.
“Tenemos dos carro-tanques que se desplazan todos los días hacia las veredas con lo que estamos contrarrestando toda esta situación”, aseguró Ríos, quien además dijo que este martes se reunirá en Cartagena con la autoridades nacionales y regionales para buscarle salidas a la crisis del agua.


Julio Enrique Laurens, uno de los habitantes de Zambrano, aseguró a Efe que esta sequía ha sido la más fuerte que ha visto en sus 54 años de vida y lamentó el desastre que eso supone para los pescadores: “Aquí en el río no se consigue nada ya”.
El lugareño aseveró que cuando el río tiene su caudal normal la región goza de la abundante pesca de especies como bocachico, bagre, doncella, banquillo o arenca, pero que en este momento “todos esos peces están perdidos”.
El transporte fluvial mediante barcazas y planchones que mueven combustibles y otras mercaderías por el río está completamente paralizado porque simplemente no hay agua para navegar y en algunos tramos solo pueden moverse pequeñas lanchas de pasajeros que no requieren de mayor profundidad del cauce.
Antes de la construcción en 1997 del puente que lo comunica con Plato, Zambrano alternaba su actividad pesquera con el nutrido comercio que hacía transito por este puerto fluvial y que enlazaba a través de un ferri a las ciudades de la costa atlántica con el interior del país.
Luego de la puesta en funcionamiento del puente, Zambrano perdió su dinámica comercial pues las mercancías ya no hacen escala en su puerto y el poblado se quedó sin una fuente importante de ingresos.
La dramática sequía que sufre Colombia llevó el pasado 30 de diciembre al Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) a lanzar una alerta roja sobre los ríos Magdalena y Cauca, debido al bajo nivel de sus cauces.
Las autoridades colombianas han advertido sobre la necesidad de que todo el país ahorre agua y energía ya que el fenómeno de El Niño está aún en su fase de maduración y, a pesar de algunos aguaceros recientes en la región andina, la sequía se extenderá al menos hasta el segundo trimestre del año.

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