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¿Ahora qué hago? … ¡Tengo que vivir con mis suegros!

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La complicada situación económica y laboral que se esta viviendo actualmente, obliga a que algunas parejas, sobre todo de jóvenes, no puedan independizarse de la familia y alguno de los dos, casi con desespero grita:

Por: Martha Lizola

  Si es inevitable que se tenga que vivir con un familiar político, digamos que los suegros, la mejor decisión es centrarse en la amabilidad y el respeto. Si vivir con la pareja resulta complejo, agregar a los suegros u otro familiar a la convivencia puede convertirse en fuente de estrés. Mucho más si la relación no es del todo agradable o si se han experimentado inconvenientes en el pasado.

  ¿Cómo hacer para llevarse lo mejor posible con los suegros?
  He aquí, algunos consejos prácticos para vivir con tus suegros sin conflictos, o con algún pariente político que tenga la necesidad de estar en tu casa o viceversa, tal vez algún día tú tengas que ir a vivir en casa de tu familia política.

  En muchas familias, por necesidades económicas o de salud, hay que integrar a una persona que ‘no nos cae del todo bien’ y que pertenece a la familia de nuestro esposo o esposa.

  Si la situación es extrema y no queda más remedio que la convivencia, hay que intentar mantener una conducta calmada y sobre todo, muy paciente.
1.- Cada uno debe ser muy claro en cuanto a roles a implementar en el hogar. Si todo lo que se piensa y siente se dice desde un principio, la convivencia será mucho mejor ya que todo lo que quede oculto o sin decir, seguramente puede convertirse en confusión y malos entendidos que derivarán inevitablemente en discusiones, odios, resentimientos y malos tratos.

  Una buena medida es la de apuntar en una lista las actividades que hay que desarrollar cotidianamente en el hogar para poder establecer de qué tarea se encargará cada integrante de la familia. En este tipo de situaciones es mucho mejor y necesario que todos los miembros estén de acuerdo y dispuestos a colaborar.
2.- La comunicación es muy importante. Aunque cueste, hay que decir las cosas que le molestan en la cara de quien provoca ese malestar.  Es habitual callar lo que se piensa del otro e ir a contarle al familiar lo que el otro integrante de la familia política ha comentado o hecho.

  Es el peor error que se pueda cometer si lo que se desea es mantener la armonía, ya que la relación se verá lesionada y será muy complejo restablecerla.
3.- Preservar los espacios íntimos de cada uno.

 Es preciso que cada uno pueda disponer de su tiempo sin que nadie se entrometa y en donde la comodidad se pueda sentir y experimentar.   Muchas veces, el convivir y compartir ámbitos con un integrante de la familia con el que no se siente afinidad, provoca situaciones de estrés que conllevan al aislamiento por no sentirse a gusto con la presencia del otro. No se puede estar huyendo en la misma casa de alguien a quien en definitiva tenemos que aceptar y asumir.

4.- Si surgen problemas, lo más indicado es referirse al otro con respeto y educación.
De nada sirve insultar o lastimar al resto de los familiares, hablar de modo adulto es lo más adecuado.   Aunque no es posible caerle bien a todo el mundo, hay que poder encontrar un término medio y si no es posible la convivencia hay que intentar buscar otra alternativa que no perjudique a ningún integrante de la familia y que dependiendo de las circunstancias y facilidades de cada familia, se pueda asumir.

  Las discusiones que habitualmente se generan con la familia política son por:
  a) Celos: La competencia entre las partes y los celos generan discusiones y actitudes que pueden caer muy mal. Cada quien debe saber ocupar su lugar y ser lo suficientemente maduro como para asumir coherentemente su sitio en la vida del otro.
  b) Comparaciones: Las mujeres son quienes más sufren al tener a un familiar político en casa, sobre todo si este integrante es también del sexo femenino. No hay que dejarse llevar por comentarios que no tienen fundamento, ni generarlos tampoco.

  Lo importante es tratar de convivir, nos guste o no, ya que somos parte de las familias políticas, no importa si son suegros, tíos, hijastros, sobrinos, etc. Si en verdad quieres a tu pareja trata de llevar la fiesta en paz, la miel atrae más que la hiel y sobre todo, no faltarle al respeto a la otra persona…  Aunque no nos agrade mucho su presencia en nuestra vida cotidiana.

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