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Acoso Relacional… La otra Cara del Bullying!

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Existen muchos jovencitos entre 11 a 14 años de edad, que están siendo sometidos en sus planteles escolares a un tipo de acoso que resulta muy dañino, emocionalmente hablando…

  El reciente caso del adolescente de 14 años, Jamey Rodemeyer, quien se suicidó colgándose de un árbol en su casa por no soportar más las agresiones psicológicas a las que fue sometido durante años en su escuela, puso bajo la lupa un tipo de acoso (o bullying) muy común y dañino y que, a pesar de los recursos que existen hoy en día para ayudar a las víctimas, aún siguen dándose situaciones como esta. Esto trae a flote la interrogante de… Como padres, ¿qué debemos hacer?

 Comúnmente, el bullying o acoso al que se ven sometidos muchos niños y adolescentes en la escuela  puede ser verbal o físico. Pero, también existe otro tipo de acoso, muy sutil, pero igual o posiblemente más dañino, que afecta más a las chicas, aunque puede ocurrir en ambos sexos y a cualquier edad. A éste se le conoce como ‘acoso relacional’ y consiste en aislar a la victima, excluirla, dejarle de hablar, o todas juntas.

 Se basa en manipular las relaciones sociales de la víctima y, según Nick Crick, de la Universidad de Minnesota y quien acuñó éste término por primera vez en 1995, suele estar motivado por el deseo de mantener una relación en exclusividad.

  En tanto que la psicóloga Susan Fee, afirma que la comunicación entre chicos es muy diferente de la de las chicas, y eso explica que el acoso y la agresividad también sean distintos. Para ellos, lo que más importa es su posición en la jerarquía. Para ellas, la comunicación es vital. «Hablan entre sí, para autoafirmarse, para darse apoyo y para validar a otras personas», dice Fee. «Para nosotras, la comunicación es la forma de conectar, de demostrar lo importantes que somos unas para las otras, así que la mejor forma de hacerse daño es arrancar esa conexión, dejar de hablarse, dejar de comunicarse».

 Muchas chicas [de entre 11 y 14 años] se quejan de que una amiga o compañera de clase le ha hecho daño de alguna forma.
   “Ojalá fuesen como los chicos y simplemente me golpearan y se olvidaran después”, me dijo una chica de 14 años. Los golpes se curan, pero el daño emocional puede durar toda la vida.

    Cuándo y cómo empieza
  Este comportamiento puede ya ocurrir en Preescolar y Primaria. En esas edades, es más explícito: «Si juegas con ella, no puedes jugar con nosotras»; sin embargo, entre adolescentes puede ser muy sutil y difícil de detectar. Aunque, como dice Fee, si alguien quiere saber cómo funciona el mundo de las chicas, sólo tiene que sentarse a observarlas.

       Las pautas más frecuentes
  La base de la agresión relacional es la exclusión y las pautas más repetidas son:
 — Dejar de hablar. «Muchas veces la chica no tiene ni idea de por qué han dejado de hablarle. Simplemente, ocurre un día, y la chica empieza a darle vueltas y a pasar mucho tiempo pensando por qué ha ocurrido. Puede ser muy doloroso», dice Susan.
 — Lenguaje corporal hostil (mirar con desdén, sacar la lengua, risas burlonas, secretearse, etc).
 — Exclusión. Tratar de conseguir que la víctima no se relacione con los amigos de la agresora. No dejar que entre en el grupo; que juegue en el patio; que se siente al lado en el comedor; no invitarla a las fiestas,…
 — Mentir sobre la víctima a otros.
 — Chismes maliciosos. Contar información personal de la víctima. Revelar secretos.
 — Traición. Romper acuerdos.
 — Humillación. Avergonzar a la víctima delante de los demás.
 — Ciber-acoso. Utilizar todos los medios tecnológicos para asediar y acosar a la víctima: mensajes de texto, blogging, redes sociales, videoblogging, etc.

       ¿Cosas de niños?

  Aún hoy en día, este tipo de agresión encubierta entre niños o adolescentes se ve como algo “normal”, “cosas de niños” o como un “ritual por el que hay que pasar a esa edad”. Sin embargo, sólo en Estados Unidos hay 160,000 niños al día que se niegan a ir al colegio porque tienen miedo de ser atormentados por sus compañeros de clase, según la National Education Association. Para estos niños, «la agresión relacional es cualquier cosa menos “normal”».
   Cualquiera de estas muestras de rechazo puede ser muy dolorosas y, en el peor de los casos, pueden acarrear consecuencias graves para el futuro de la víctima y el agresor, tales como: comportamiento antisocial, depresión, soledad, ansiedad, baja autoestima,…


      ¿Cómo prevenirlo?
  Muchos expertos creen que la mejor solución es que la escuela disponga de una política clara y fuerte contra el acoso, y que todo el personal, desde los directivos hasta el personal del comedor, reciba formación periódica sobre los peligros del acoso, sobre cómo detectarlo y prevenirlo a tiempo.

 Fee cree que la mejor forma de ayudar a las chicas es enseñándoles estrategias de comunicación positiva, para que sean capaces de comunicar sus sentimientos y establecer límites sin ser agresivas. Según esta psicóloga, otra buena medida sería que los padres se sentaran al lado de la hija y hablar del tema y hacerles preguntas como: «¿Qué quieres hacer con esta situación?» o «¿Qué parte de esta situación crees que puedes controlar?». En el mejor de los casos, acaban dándose cuenta por sí solas de que lo más práctico es buscar amistades más sanas.

   La agresión relacional es un comportamiento aprendido y, si no se ponen medios o esfuerzos para prevenirlo, no desaparece después de la adolescencia.

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