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EL ‘INSOMNIO’ AMERICANO

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Quiiiuuúboleee!, cómo están raza!!! por el Día del Amor y  la Amistad (atrasado) les doy a la distancia un abrazo de oso mañoso, a mis lietoras y un apretón de manos a mis leitores… (güeno a ellos también un abrazo, pero no mañoso)… ji, ji.  

  Y no sé qué les pasa a mis leitores/as, ya que últimamente puros chistoretes de viejitos me mandan… ¿será que se están volviendo viejos… o es un mensaje subliminal?. Pos no sé, pero lean éste que me envió la Lety…

  Gracias amigoshia!

  Se llama: Lo bueno de ser católica!  ai’ les va:

 Raquel, era judía de 74 años y Juana, católica de 75, ellas siempre fueron íntimas amigas; y como no querían crearle problemas a sus familias, cada una resolvió irse a vivir a una residencia de la tercera edad de sus respectivas religiones. Pasados algunos meses, Juana decide ir a visitar a su ‘vieja amiga’ a la residencia Judía.

  Al encontrarse: abrazos, llantos y besos…. Pasadas las primeras emociones, empiezan a conversar:

-•- ¿Cómo es la vida en esta casa, Raquel?

 Raquel le cuenta sobre la comida maravillosa, las instalaciones, la amabilidad de las enfermeras.  Después con un guiño, le hace una confidencia: “Lo mejor, Juana, ¡es que tengo novio!”

-•- ¡Virgen Santa! -exclama Juana-:  ¡Qué maravilla! cuéntame, ¿cómo es eso?

-^- Bueno… después del almuerzo nos vamos hasta mi habitación y nos sentamos en el borde de la cama… Yo dejo que me toque por aquí… por allá y más allá… y entonces… entonces nos ponemos a cantar canciones judías!

-•-¡¡ES MARAVILLOSO!! ¡Eso es una bendición, Raquel! ¡Estoy muy feliz por ti!

-^- ¿Y tú, Juana? -pregunta Raquel – ¿Cómo es en tu residencia?

 Juana le cuenta sobre la comida maravillosa, las instalaciones, la amabilidad de las enfermeras. Después, con un guiño le confiesa: 

-•- ¡Yo también tengo un novio, Raquel!

-^- ¡Oooh, qué bien, Juana! ¿Y qué es lo que haces con tu novio?

-•-  Juana sonríe y le dice: Pues después de la comida, subimos a mi habitación; nos sentamos en el borde de la cama y… Le dejo que me toque por aquí, por allá y más allá y después….

-^- ¿Después queeé?… -pregunta ansiosa Raquel-

-•- Puesss, pues… como no conocemos ninguna canción judía… nos ponemos a fornicar!!!!                                              ji, ji, ji, (con todo respeto)

 Y cambiando de tema, no ‘stan utedes pa’saber ni yo pa chismerarlo, pero fíjensen que desde hace un par de meses…

años ya no duermo en paz… ¡Qué tragedia!

Siento que se me está como ‘desapareciendo’ mi sueño americano.

 Meses atrás, cuando sufría de una pasajera pérdida de sueño, contaba ovejitas que saltaban alegres… y en un par de minutos… zzzzzz… me quedaba jetón!; con esa sonrisa de bebé gordo recién amamantado.

 Pero todo ha cambiado. Ahora duermo poco (una noche no, y la siguiente, tampoco) y lo único que se me ocurre contar… son las cuentas.

 Metido entre las sábanas quiero pegar el ojo. Pero casi no puedo toda la noche, nomás pensando en  lo que debo pagar y ahora que llegó el tiempo de los impuestos, pues pior. Me la paso haciendo recuento de las amenazas de las agencias de colección y las fórmulas de salvación que me ofrecen unos prestamistas gordos e inhumanos, que aspiran a que yo les hipoteque mi vida, por el resto de la vida.

 Ahh!, qué tiempos aquellos cuando llegué ilusionado a realizar “el sueño americano”, donde ganábamos todos… Recuerdo que la gasolina costaba $1.97 el galón, hoy cuesta casi 5 dólares y $1.85 el  de leche. Y me acuerdo que con 100 dólares compraba la despensa de la semana… hoy, casi nada!

 Yo no sé si es causa de la pandemia o ya venía desde antes, pero lo cierto es que se vino una cosecha de “foreclosures” que es como una invitación para que cientos o tal vez miles de personas duerman debajo de los puentes.

  Cuando hace cosa de un año anuncian la medicina milagrosa que reactivará esta economía: Nos dieron $600 dólares por cabeza, para gastarlos (hubo quienes recibieron mucho más)… los gastamos ¿y?

  Y la pregunta que más me espantó el sueño fue:  ¿de ‘ónde chingaos salió ese dinero?

¿Del bolsillo de nuestro generoso presidente?

¿Del bolsillo de nuestros representantes?

¿De otro préstamo que nos hacen los chinos?…

 Pues sí!, del bolsillo de los contribuyentes!

  Por eso, yo no se pa’ustedes –y no quiero ser pesimista–, Pero pa’ mí, aquel ‘‘sueño americano’’ con el que llegué… se me esta convirtiendo en “el insomnio americano” en que estoy viviendo…  ¡Ah! y otra pregunta: ¿qué _ingaos tomará el presidente para poder dormir?….

digO, yo No’mas diGO!

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