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NUESTRO HIJO QUIERE QUE SU PAREJA DUERMA EN CASA…¿SE LE DEBE PERMITIR ESTO, A UN JOVEN ADOLES-CENTE?

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Seguramente la pregunta que encabeza este artículo en otros tiempos y en cualquier país de Latinoamérica, ni siquiera tendría cabida; sin embargo, estamos en otro lugar y aquí son otras costumbres, por eso debemos entender la situación, que empieza por la complicada metamorfosis que viene con cada etapa de los hijos, preocupa y hasta asusta a muchos padres, sobre todo cuando llega la difícil adolescencia, donde el cambio hormonal provoca que despierte la vida sexual del chico o chica.

Y es precisamente ahí cuando algunos padres no saben cómo afrontar tal situación, que además se complica y hasta se vuelve un dilema, cuando los chicos pretenden llevar su vida sexual a casa. Y es que al no tener los medios económicos para buscar un lugar privado, usan furtivamente el propio hogar como refugio para sus encuentros íntimos.

Según un estudio independiente, más de la mitad de los chicos mantienen relaciones sexuales en la casa de sus padres. Un cifra muy alta, si se la compara con lo que hubiera arrojado un estudio similar décadas atrás, pero a pesar de eso, el estudio revela que aún hoy existe un gran número de adultos que no están dispuestos a tener una flexibilidad casi total para con sus hijos en este aspecto y, más aún, se podrán encontrar todavía padres que bajo ningún aspecto permitirían que los hijos utilicen su habitación como espacio para sostener un encuentro sexual, pero también hay quienes dirán que entienden que sus hijos no puedan pagar un cuarto para estar con sus parejas, por lo que prefieren darle un espacio para que lo hagan.

Por supuesto que no es nada sencillo, para ningún padre, hacer frente a estas nuevas conductas, aún y cuando sea varón, al que por lo general, en nuestra cultura se le dan mayores libertades.

ENTONCES… ¿SI O NO?

En esta, como en cualquier otra situación en la vida,  nada es ni blanco ni negro y los especialistas aseguran que no hay respuestas infalibles respecto a la vida sexual de los hijos ya que mucho depende de una combinación de factores en donde se destacan los valores de la familia, la madurez del chico, el estilo de vida, la educación que se quiere brindar y la seguridad, entre una serie de aspectos.

De hecho todo tiene sus pro y sus contras y, según afirman los expertos, poniendo sobre la balanza ambos aspectos es la forma en que podrán los padres saber cuál será la opción más conveniente para su propio caso personal, y también para el de sus hijos en particular.

Al hablar sobre los pros de una decisión permisiva, los especialistas afirman que una prohibición sólo los expulsaría hacia el exterior o la casa de la pareja, lo que en nada modificaría las costumbre, y, en todo caso, podría ser más riesgoso y traer peores consecuencias.

Respecto a las contras, se sugiere que una excesiva permisividad los lleva a “aburguesarse” en el propio cuarto, es decir a una falta de motivación para responsabilizarse, mudarse o comprometerse a sacar adelante una relación duradera. Al mismo tiempo, se les da el mensaje que todo es muy fácil, muy al alcance de la mano, y no es necesario esforzarse para lograr los beneficios, lo cual puede llegar a ser muy contraproducente en el caso de que el adolescente sea emocionalmente inmaduro.

ALGUNAS SUGERENCIAS

Con todo, existen algunos puntos que estos profesionales sugieren tener en cuenta para todas las situaciones. Además del ya citado de no generalizar y ver cada caso por separado, se recomienda tener siempre en cuenta que la casa es de los padres, y no de los hijos. Al mismo tiempo, señalan que lo ideal sería que la decisión sea consensuada, y que se respete la intimidad del adolescente, tanto si la respuesta es positiva como negativa.

Además, recomiendan que cuanto más chicos sean los jóvenes, menos permisos se le de, y viceversa. Sucede que, no es lo mismo un chico de 16 años que cambia de pareja constantemente que uno de más de veinte que lleva desde hace algunos años una relación más o menos estable.

En cualquier caso, siempre es importante poner límites y evitar la promiscuidad, pues si además la iniciación sexual está muy apegada a los padres, esto puede conllevar dificultades a futuro. 

Dejar o no a los hijos, cuando ya son unos jóvenes tener encuentros sexuales en casa es algo que, como ya se mencionó, debe verse desde diferentes ángulos antes de poder tomarse una decisión que dependerá en gran medida de las costumbres de los padres, pero sea una u otra esa decisión, deberá establecerse claramente límites y reglas hasta dónde pueden ser permitidas esas visitas de la pareja del hijo… Por el bien de todos!

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