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Obama pide equidad salarial y designa monumento en honor a lucha por igualdad

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EFE USA

– El presidente, Barack Obama, proclamó hoy monumento nacional la casa y museo Sewall-Belmont, un edificio histórico al lado del Capitolio que es la sede del Partido Nacional de la Mujer desde 1929, para rendir homenaje a los derechos de las mujeres en el Día de la Igualdad Salarial.

       En su proclamación, Obama subrayó que, desde la casa Sewall-Belmont, el Partido Nacional de la Mujer (NWP, en inglés) y su fundadora, Alice Paul, elaboraron “más de 600 leyes” y “abogaron incansablemente por la igualdad política, social y económica de las mujeres no solo en Estados Unidos, sino también a nivel internacional”.

       En 1997, el NWP se convirtió en una organización educativa que se dedica hoy a concienciar sobre la igualdad de derechos.

       Obama quiso visitar la casa y museo Sewall-Belmont para ofrecer un discurso desde allí y conmemorar el Día por la Igualdad Salarial.

       “El mismo pago por el mismo trabajo debería ser un principio fundamental de nuestra economía”, remarcó el mandatario en su discurso.

       En ese sentido, recordó que las últimas estadísticas señalan que las mujeres que trabajan a tiempo completo en EEUU ganan en promedio 79 centavos por cada dólar que ingresa un hombre dedicado a lo mismo.

       En otras palabras, eso significa que una mujer tiene que trabajar todo 2015 y hasta el 12 de abril de 2016 para igualar el salario que un hombre con sus mismas responsabilidades recibió durante el año pasado.

       La brecha es aún mayor para las afroamericanas, que ganan 60 centavos por cada dólar del hombre, y las latinas, que obtienen 55 centavos.

       “No estoy aquí solamente para decir que deberíamos cerrar la brecha salarial. Estoy aquí para decir que cerraremos la brecha salarial”, aseguró Obama.

       Además, dijo que le gustaría que en el futuro los jóvenes que visiten la casa Sewall-Belmont puedan quedarse “asombrados” al comprobar que hubo épocas en las que las mujeres no podían votar o no ganaban el mismo salario que un hombre.

       “Quiero que se asombren de que hubo una época en que las mujeres eran ampliamente sobrepasadas en número en las salas de juntas o en el Congreso, de que hubo una época en que una mujer nunca se había sentado en el Despacho Oval”, afirmó también Obama.

       Algunos medios interpretaron esa declaración como un apoyo implícito a la candidatura presidencial de Hillary Clinton, pero el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aclaró después que lo que Obama quiso decir es que EEUU está hoy “preparado” para que una mujer ocupe la presidencia.

       A juicio del presidente, la lucha por la igualdad “no es una carrera de velocidad, es una maratón” que depende, además, de un “esfuerzo colectivo”.

       En ese sentido, Obama comentó en su discurso que la igualdad plena de derechos está “cada vez más cerca”, porque “hay toda una nueva generación de hombres y mujeres que creen profundamente” en que es fundamental “cerrar estas brechas”.

       La primera ley que firmó Obama como presidente al poco de llegar a la Casa Blanca en 2009 fue precisamente la de Equidad Salarial, que lleva el nombre de Lilly Ledbetter en homenaje a la trabajadora cuya denuncia propició esa nueva legislación.

       Hace dos años, ante la falta de avances en el Congreso, Obama recurrió a un decreto y un memorando para obligar a los contratistas federales a equiparar los suelos de las empleadas que cobran menos que sus equivalentes masculinos.

       Además, en enero pasado el presidente anunció nuevas normas que obligarán a las empresas con más de 100 empleados a proporcionar al Gobierno federal los datos anuales de cuánto pagan a sus empleados, para saber si existe discriminación por género o raza.

       No obstante, en un artículo divulgado por la Casa Blanca, la asesora Valerie Jarrett, una de las más cercanas a Obama, recordó que nuevas leyes y políticas “por sí solas” no van a solucionar los problemas que todavía enfrentan las mujeres.

       “Tenemos que seguir desafiando la creencia de que una mujer que negocia su salario está siendo conflictiva o ingrata, o que tener un hijo debe ir de la mano de sacrificar las aspiraciones profesionales”, abogó Jarrett.

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