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Convive todo un día con su hermana … ¡sin saber que estaba muerta!

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¿Se puede residir en una comunidad de vecinos sin conocer a ninguno de ellos? tal parece que sí, como es el caso de las hermanas Luisa y Vicenta Alabau, ellas nunca conocieron a los inquilinos de enfr

Convive todo un día con su hermana … ¡sin saber que estaba muerta!

¿Se puede residir en una comunidad de vecinos sin conocer a ninguno de ellos? tal parece que sí, como es el caso de las hermanas Luisa y Vicenta Alabau, ellas nunca conocieron a los inquilinos de enfrente, ni a los de al lado, y mucho menos a los de un poco más allá; no hacían vida social, ni salían para nada; sólo recibían la visita semanal de sus sobrinos. Luisa y Vicenta se tenían la una a la otra, no tenían hijos, solamente familiares lejanos. No salían a pasear, ni siquiera a hacer las compras puesto que periódicamente recurrían al envío a domicilio de una cadena de supermercados en Valencia, España. La soledad extrema era tal que los vecinos del bloque habían alertado a los Servicios Sociales del Ayuntamiento. “Ni siquiera abrían al asistente social. La puerta estaba cerrada con llave y ésta metida en la cerradura”, explicaban los inquilinos.

La puerta 13, séptimo piso, del número 14 de la calle Horticultor Corset se abrió a la fuerza. A las nueve horas de la mañana, los sobrinos realizaron la visita que acostumbraban. Metieron la llave en la cerradura sin éxito. Llamaron al timbre y nadie abrió la puerta. Recurrieron a los bomberos para intentar entrar en el piso. La desgracia se olió. Los bomberos consiguieron abrir la puerta. Uno de los sobrinos preguntó a su tía dónde se encontraba su hermana: “Está por ahí dentro, por la casa”, contestó. La señora no se equivocaba. Su hermana estaba en su hogar, pero muerta!

Las hermanas Alabau, que hace años eran tres junto con Concepción que ya falleció, llevaban una vida en la más estricta intimidad, aunque algunos vecinos confesaban que entre ellas discutían. Apenas tenían relación con otros inquilinos. “Nosotros respetábamos su soledad”, aseguraban los residentes. “El año pasado no las vi, pero imagino que saldrían aunque yo no las viera”, explicaban. Hoy una de ellas abandonó definitivamente su hogar. A las 14:40 horas, su cadáver era transportado por dos trabajadores del retén fúnebre.

Estos Casos y Cosas aunque nos extrañan llegan a suceder y a veces, más frecuente de lo que imaginamos, por eso, si conoces o vives cerca de un anciano/a, trata de alguna forma de estar al pendiente de él o ella, de ayudarle, de escucharle, de hacerle compañía… hoy por tí,,, mañana por mí.

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