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Cuando ICE toca a la puerta: El estatus de ciudad santuario desaparece!

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“El Santuario” no afecta los esfuerzos de ICE en hacer cumplir las leyes de inmigración”, aclara la vocera ”Los arrestos son una total violación de la ordenanza que define a una ciudad como santuario”

“El Santuario” no afecta los esfuerzos de ICE en hacer cumplir las leyes de inmigración”, aclara la vocera ”Los arrestos son una total violación de la ordenanza que define a una ciudad como santuario”, dicen defensores.

Por: Elena Shore, Editora de New America Media

Agentes de inmigración entraron en una casa particular de San Francisco, CA., este 11 de septiembre 2008 y arrestaron a seis inmigrantes indocumentados, es algo que los residentes ven como la prueba más reciente de que esto no es más una ‘ciudad santuario’.

“Dicen que esto es una ciudad santuario, pero nos están echando como si fuéramos basura”, dice Freddie Herrera, de 21 años, que estaba en medio de la cena con su familia cuando escuchó que tocaron el timbre.
“El ‘Santuario’ no afecta los esfuerzos del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de hacer cumplir la ley de inmigración”, explica Lori Haley, una portavoz del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas. “Los oficiales de ICE han hecho el juramento de hacer cumplir la Ley Federal”. 

Pero Jamal Dajani, presidente de la Comisión de Derechos de los Inmigrantes de la ciudad, no está de acuerdo. Él califica los arrestos del pasado jueves como “una total violación de la ordenanza que define a la ciudad como santuario. Esta es exactamente la razón por la que se creó la ordenanza de Ciudad Santuario”, afirma.

En 1989, San Francisco pasó la ordenanza de “Ciudad de Refugio” (Ordenanza de Ciudad Santuario) que prohibe a los empleados municipales ayudar al ICE con los arrestos de inmigración, a menos que sea requerido por Ley Federal, Ley Estatal o una Orden Judicial.

El hecho de que los agentes del ICE entraran en una residencia privada con nada más que una orden de deportación es “totalmente diferente” a entrar con una orden judicial debido a un crimen, dijo Dajani. “Están entrando en casas particulares, lo que quiere decir que la ciudad no puede proteger a sus propios residentes”, “Si esto es permitido”, añade Dajani, “básicamente pone fin a cualquier tipo de discusión sobre ciudades santuario – aquí o en cualquier parte”.

Julia Harumi, una abogada que trabaja en la ACLU de California del Norte, dice que su organización ya ha observado anteriormente incidentes que involucran a agentes del ICE, en los cuales entran a las casas sin consentimiento. “Si ellos no tenían sospechas razonables de que los residentes eran indocumentados”, dice, “entonces detenerlos infringiría la Cuarta Enmienda”. Los agentes que llegaron a la puerta de un hogar de San Francisco el jueves pasado eran miembros de las Operaciones para Fugitivos del ICE, una unidad dedicada a localizar, arrestar y retirar a personas con órdenes de deportación pendientes. Uno de los residentes
abrió la puerta y los agentes encontraron a la persona que estaban buscando, así como a otros dos que también tenían órdenes de deportación pendientes, dijo Haley. Jilma Herrera (la hermana de Freddie Herrera), Carlos González (el cuñado de Herrera) y Roxana Cuellas, están actualmente detenidos  por ICE en Arizona, y queda pendiente su deportación a Honduras.

Los otros tres inmigrantes indocumentados, Freddie Herrera, Eufemia Pineda y Ana Ruth Quintanilla, no tenían órdenes de deportación pendientes y fueron puestos en libertad con dispositivos de monitoreo electrónico en sus tobillos. Eufemia Pineda, de 34 años y que se dedica a cuidar niños, vive en la casa con otras nueve personas y con su marido,  Roger Omar Cruz, de 41 años, y sus dos niños, Daniel, de 7 años, y Keren, de 2.

El marido de Pineda, Roger Omar Cruz, de 41 años, que trabaja en una compañía de mármol, dice que cree que Dios impedirá que todos ellos sean deportados. Mientras estaban siendo detenidos los seis inmigrantes, que son Evangelistas devotos, rezaron juntos. “Mi prima Jilma empezó a hablar en lenguas” -recuerda Pineda-. “Fue la presencia de Dios. Y le dijeron que se callara”. Ana Ruth Quintanilla, de 26 años, originaria de El Salvador y con tres hijos allá, dice que se mudó a San Francisco hace dos años.

Actualmente trabaja como cocinera en un restaurante de comida rápida y dice que los seis inmigrantes fueron puestos en una fría celda. “Yo les dije: ‘No somos criminales’, y le respondieron: ‘Tu crimen es estar aquí’, recuerda”. Su prometido, Osmin Ortiz González, de 30 años, no estaba en casa cuando los agentes llegaron. Él dice que lo único que les ha permitido sobrellevar este difícil momento es su fe. “Somos extranjeros en esta tierra”, dice, “pero Dios está aquí con nosotros”.

La noche siguiente a la incursión, la familia se reunió con el resto de su familia y amigos. Su pastor, Abel García, hizo una oración con todos y cada persona rezó en voz alta para quedarse en este país y no ser separados de los miembros de su familia. Herrera, Pineda y Quintanilla comparecerán ante un juez de inmigración que determinará si serán deportados o si les permitirán quedarse en el país. Hasta entonces, ellos deben llevar puestos unos dispositivos de monitoreo electrónico, aunque ninguno de ellos tiene antecedentes penales. No se les permite salir de San Francisco. No pueden salir de la casa antes de las 6:30 a.m. y deben estar de regreso en casa antes de las 11:30 p.m.

“Ésta es una experiencia horrible que nunca olvidaré”, dice Quintanilla. “Sólo estoy esperando que vengan los oficiales de ICE. Es como una cruz que tengo que cargar”. Herrera tiene un consejo para otros inmigrantes en la misma situación: “No abran la puerta a nadie a quien no conozcan”, advierte.  Nota de la escritora: La designación de San Francisco como “ciudad santuario” está siendo cuestionada por parte de grupos de
derechos civiles que están empezando a preguntarse si los inmigrantes indocumentados están realmente a salvo aquí.

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