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LA PAZ MANDA EN COLOMBIA

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Históricamente Colombia ha sido un país inmerso en el conflicto. Las guerras familiares y regionales fueron documentadas con exageración en Cien Años de Soledad, de Gabriel García Márquez.  Pareciera que el conflicto armado fuera la esencia inminente de la vida política de Colombia. No es así; aquí la Paz manda.
Como sucede después de una tormenta que destruye todo lo que encuentra en su camino, la guerra también sucumbe y se arrodilla ante una población entera que clama por la paz.
En 1964, Manuel Marulanda “Tirofijo” y un grupo de insurgentes se internaron en la selva y resolvieron crear las FARC, grupo guerrillero de ideología marxista. El objetivo era eliminar completamente al Estado a sus instituciones.
Desde su emergencia y su conflicto con el Estado, incluyendo a los grupos de paramilitares, el número de víctimas en Colombia ha sido fatal: más de 220 mil muertos; ocho millones de víctimas, entre desplazados, heridos y secuestrados.
El gobierno de Juan Manuel Santos decidió darle una oportunidad al proceso de paz.  Representantes de las dos partes se reunieron en La Habana, Cuba, bajo un marco de discusiones que incluyeron temas sobre desarrollo agrario, participación política, solución al problema de las drogas, reparo a las víctimas y fin del conflicto.
El anticipado pacto se llevó a cabo el 26 de septiembre de 2016.  El presidente Juan Manuel Santos y el líder guerrillero, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, firmaron el acuerdo de paz.
Las dos partes acordaron que el acuerdo suscrito debería ser avalado por la ciudadanía colombiana a través de un referéndum. Para sorpresa de muchos, la boleta del “No” se sobrepuso a la de “Sí”.
Sin embargo, la fe y la esperanza de la paz no se disolvieron ahí; por el contrario, Santos supo percibir que, en el fondo, la población colombiana clamaba por la paz y decidió emprender el proceso desde el ejecutivo.
El martes pasado, después de 53 años de conflicto armado, el grueso de las FARC hizo entrega de las armas para buscar justicia social desde las urnas.
“[…] ponemos fin a nuestro alzamiento armado de 53 años, pero seguiremos existiendo como un movimiento democrático y pacífico. Es la apertura de una nueva era”, manifestó Timochenko.
Es el comienzo del fin de la lucha armada en Colombia. Aunque todavía existen otros grupos disidentes, ninguno es como fue las FARC.
Hoy, la esperanza, la democracia y el desarrollo económico son la fuente de inspiración de los colombianos. La Paz finalmente se impuso a la guerra.

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