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UNA TORMENTA PERFECTA PARA CENTROAMERICA

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Molesto por la decisión de Honduras, Guatemala y El Salvador por no impedir el libre tránsito de los miembros de la caravana que se encamina a los Estados Unidos, el presidente Donald Trump anunció que pondrá fin o reducirá sustancialmente la ayuda que Estados Unidos entrega a los tres países del llamado Triángulo del Norte.

Es verdad que el Congreso tendrá la última palabra sobre los montos de la ayuda foránea a Centroamérica, pero es lógico concluir que un eventual fin o reducción drástica de la ayuda, combinado con la terminación el Estatus de Protección Temporal (TPS), constituyen los elementos de una tormenta perfecta que tendrá como efecto exacerbar los problemas económicos y de seguridad de la región y la migración al norte.

De acuerdo con las cifras de la administración Trump, Estados Unidos ha comprometido alrededor de 2.6 mil millones de dólares para Centroamérica entre los años fiscales 2015 a 2018, algo de lo que se han quejado algunos de los líderes de la región del istmo.

Estados Unidos organizó este mes la segunda conferencia sobre la prosperidad y seguridad para Centroamérica, y se ufanó que el apoyo a los países de la región ha tenido efectos positivos en la situación económica, la inversión en infraestructura, la integración energética, y un incremento de oportunidades para la región.

Igualmente la administración destacó que el esfuerzo colectivo ha tenido un efecto positivo en el combate al crimen organizado, el desmantelamiento de las redes de contrabando y tráfico de personas, el mejoramiento de la seguridad y el incremento de la cooperación regional en seguridad.

De allí que no parece tener sentido la idea de terminar o recortar sustancialmente la ayuda a los países del triángulo del Norte, que combinado con el fin del TPS, podría empeorar las condiciones que empujan a más migrantes hacia Estados Unidos, como resultado de un deterioro de la situación económica y de seguridad en la región.

Es indudable que la política migratoria de la administración Trump, en especial sus acciones con motivo de la caravana de migrantes, es presa de la politización existente en la recta final hacia las elecciones del 6 de noviembre. Trump ha insistido en asociar la caravana con las políticas de los demócratas, bajo la falacia de que estos apoyan “fronteras abiertas” y que por lo tanto alientan y ven con satisfacción los flujos ilegales de personas a Estados Unidos. Los demócratas apoyan una reforma migratoria y han dejado en claro que respaldan también la seguridad fronteriza. El punto de discrepancia es la intención de la Casa Blanca de financiar el polémico muro en la frontera con México. Las amenazas del presidente Trump para recortar o suspender la ayuda foránea a Centroamérica son un nuevo recordatorio de que definir políticas públicas sobre la base de su efecto electoral, tienen el potencial no sólo de crear efectos indeseados, sino de profundizar los problemas que pretenden resolver.

                  Para más información visita La Red Hispana.Com

 

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