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BONITO DESEO O NECEDÁ’!

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Qui’ooondaaa pela’os mal amanza’os y morri’as boniti’as, ¿Cómo están, de pelos… tiesos? pus deseo que sí y que se les vaya bonito todo el resto… del año!

Hoy vengo medio enjundioso así que serán dos rapidines los que les eche esta vez… Sí!, dos chistoretes cortitos, el primero se llama: ‘‘La cama” ojalá les guste, ai’ ta’

• Entra a la mueblería una señora más o menos joven, pero eso sí, de muy güen ver y se dirige hacia donde están las camas y empieza a verlas por los lados.

En eso se acerca un empleado y le pregunta:

— ¿Puedo ayudarle en algo?

(•_•) Sí, -dice ella- quiero una cama ‘queen’, pero estas que tiene son todas muy bajitas.

— ¿Cómo que bajitas?… son las mejores que hay.

(•_•) Ya verá cómo no… mire

y la escultural señora se quita la ropa, se tira a la cama y le dice: ‘acuéstese aquí conmigo y vera’

El hombre, nervioso, pero alucinado a la vez, se acuesta junto a ella.

(•_•) De pronto la mujer levanta la cabeza y grita: ¡que viene mi marido!

Instintivamente el empleado salta e intenta meterse debajo de la cama… pero no lo consigue.

(•_•) Lo ve!!!, por eso necesito una cama más alta!!!

je, je,,, por si o por no, checa qué tan alta es tu cama, digo… uno nunca sabe!!!

Y este se llama ‘‘Los gritos”, ai’ les va…

Un viernes, después de salir de la chamba, Beberto le habla a su compadre Luisin pa’ invitarlo tomarse una cervezas. Quedan de verse en ‘la oficina’ (así se llama un antro de saluuu°)… Tras saludarse, Beberto le platica a su compadre las broncas que tiene con su esposa, por culpa de Livianita (la hija mayor)… Pero yo ya he hablado mucho. Mejor cuéntame  cómo te va a ti. Qué has hecho.

•• Pos bien!, bien! -dice Luisin- (oooh!, pus’que quieren si así se llamaba el compadre, puesn)… Fíjate que después de 32 años de casados, la semana pasada hice gritar a mi vieja después de tener sexo!!!

— A _ingaooo!, ¿y cómo le hiciste, compadre?

•• pus… le llame desde donde estaba!

(je, je, je… solo así)

Bueno ya!, mentecato, ponte a trabajar!

Oigan, ¿han visto a gente en la calle, que con un botecito y la foto de alguien, andan pidiendo ayuda pa’ enterrar al muertito?… fíjensenn que el fin de semana, cuando salí del Walmart, en el parking anda una señora con un bote, pidiendo ayuda para ‘mandar el cadáver de su mamá a Guerrero’. La señora se veía humilde y no tenía cara de ser tranza, así que con lo que pude, le ayudé.

Pero me jui pensando en algo que hace un tiempo me había contado mi güen amigo Jesús (alias el Jesse), acerca de uno de sus compañeros de trabajo, que su papá se murió en un accidente, y por varios días anduvo rete afligido, primero pidiendo prestado aquí y allá. Luego ‘boteando’ (pidiendo con un bote, pues) para ajustar y mandar a ‘su jefe’ al pueblo de donde era.

¿Y lo logró? – le pregunté

‘‘Pues sí -me dijo- pero la verdad no lo entiendo. El señor tenía 3 hijos, una mujer y dos hombres, pero los tres viven aquí. Entonces ¿por qué la necedad de  mandar el cadáver a su rancho?’’.

_Pues a lo mejor era el último deseo del señor -dije-.

“Puede ser. Pero allá nomás le quedaba un hermano al señor y creo que ya viejo, y algunos parientes de segunda o tercera generación… ¿tú crees que les interesa?… Y ‘ora si quieren ir a visitar la tumba, pos les va a costar una buena lana, además creo que la hija no tiene papeles, así que…. y bla, bla, bla… seguimos de caníbales (comiendo gente).

Por eso, el día que vi a la señora pidiendo ayuda, me pregunté ¿por qué hacemos eso? … Porque cuando estamos vivos, queremos hacer realidad aquella canción de Jorge Negrete, de “México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me traigan aquí… etc…

Y sí, es muy emotiva y nostálgica, pero si ya estoy muerto, ¿qué me importa dónde me entierren?… ¿y para qué complicarles la vida a mis deudos? Si ya de por sí, el dolor de perderme -güeno, si es que me quisieron- es grande y todavía tienen que preocuparse por la lana y por hacer trámites.

Además, ¿tienes idea cuánto cuesta mandar el cuerpo de un muertito a nuestra tierra?, a otros países no sé, pero a México anda entre 7 y 10 mil dólares… eso si, llevar cenizas creo que no cuesta nada.

Así que a mis cuatro o cinco leitores, yo les recomendaría -y tengan la edad que tengan, porque no tenemos la vida comprada-, primero, si cuando llegue el momento y pretendemos que nos entierren allá, pensemos si vale la pena que hagan ese sacrifico los que nos queden… Y segundo, sea aquí o sea allá, pero pos hay que dejarles algo de lanita aunque sea pa’que compren el cajón o pa’que nos quemen (incineren, pues)….

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