Una separación de los padres es una situación muy delicada para cualquier hijo. Y el momento de comunicárselo es uno de los más complicados que debe atravesar, lo esencial es que los niños, aunque sean pequeños, necesitan saber que sus padres se separan.
La separación de los padres es uno de los episodios más difíciles que se pueden presentar en la vida de un niño. El momento más difícil es cuando debemos comunicarles que sus papás ya no se aman. Muchas veces los adultos no podemos explicar algo complejo a los niños, pero es más confuso cuando nuestro ánimo está derrumbado. ¿Cuál es la mejor forma de hacerlo para que sufran lo menos posible? ¿Hay que ir anticipándolo o se habla en el momento en que se concreta?
Esto dependerá mucho el momento del diálogo. Lo aconsejable en todos los casos es que sea una vez que las cosas estén claras, siempre con calma, con la mayor naturalidad posible, sin mentiras. Y si están ambos padres, mejor. Asimismo, no es igual hablarles cuando son muy chicos o si ya tienen alguna noción de lo que es el afecto.
De pequeñitos: ¿por dónde empezar? Tengo una conocida que por protegerlos fingía con su ex que seguían juntos. Cenaban, luego los acostaban y, en el momento de dormirse, cada uno lo hacía en su casa. Por la mañana, la madre les decía a sus pequeños que el papá se había ido temprano a trabajar. Pero los niños son esponjitas y absorben todo. Ellos estaban un tanto revolucionados porque sabían que algo raro pasaba en casa, aunque no entendían bien qué era y eso los angustiaba mucho. Así estuvieron unos meses hasta que la situación no dio para más y tuvieron que decirles la verdad. Fue recién cuando todos se tranquilizaron. Es cierto que estaban algo tristes, pero mucho mejor que antes. Por eso siempre hay que ir con la verdad y dar la información necesaria. No hay que subestimarlos por más chicos que sean. Cuando entienden: por un lado, si son grandecitos es más fácil hablar. Pero también se vuelve más complicado, porque suelen ponerse muy tristes al tener conciencia de que sus vidas cambiarán.
De cualquier forma, precisan mucho diálogo, contención y afecto. Es necesario remarcarles que no tienen la culpa de lo que sucede, porque quizás han estado en el medio de discusiones que pueden confundirlos. Además, tenemos que repetirles una y mil veces (aunque digan que lo saben) que nuestro amor hacia ellos no se terminará nunca.
► Ir siempre con la verdad y lo antes posible (una vez que los mayores lo tengan claro). Responder a todas sus preguntas sin darles información de más.
► No está mal que nos vean tristes, pero jamás debemos echar culpas o poner a los chicos en el medio para trasmitirles una imagen negativa del otro padre. Eso no los beneficiará en nada y puede llegar a arruinar su relación con el otro progenitor. Muchas veces nos gusta que nos apoyen y se pongan de nuestro lado, pero eso no les sirve. Los niños están antes que nada y nuestros problemas debemos resolverlos entre adultos en la intimidad.
► Tratar de estar ambos papás en el momento de contarles cómo van a ser las cosas a partir de ese momento. Por supuesto que primero deben estar de acuerdo los adultos.
► Intentar que sus rutinas (que obligatoriamente van a ser diferentes) se alteren lo menos posible. Si se puede, evitar cambios de colegio, que dejen sus actividades extraescolares, que se vayan a vivir a otra ciudad… Al menos hasta que se hayan adaptado a la nueva situación.
► Recordarles una y mil veces que el amor se acabó entre los padres, pero que no influye en nada en los hijos.
► No alentar fantasías de que puede haber reconciliación, porque el deseo más grande de ellos es ver a sus padres juntos. Si llegara a suceder se informará en el momento que sea necesario.
► Decirles que siempre van a poder contar con la familia para lo que necesiten y que van a tener dos casas en vez de una sola.
► Brindarles el mayor afecto y contención posibles. En ese momento lo van a precisar.
Si bien los hijos parecen ser los que más sufren, también se adaptan a las situaciones más rápido, lo que nos hace la tarea algo más sencilla. Pero siempre, van a depender de cómo se los transmitamos, lo que podamos explicarles y del amor y el apoyo que sientan de nuestro lado.
Como padres divorciados debemos entender que en algún momento todo se supera y los niños pueden ser tanto o más felices que cualquier niño que tiene a sus padres unidos.
Lo importante de la familia no es vivir unidos, es estar unidos.
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