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Como quitarle esas ‘MANIAS’ a sus Hijos!

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Cuando son pequeños, nos causa gracia, curiosidad y hasta ternura ver a nuestros hijos chuparse el dedo mientras duermen, o nos da mucha risa cuando los agarramos infraganti metiéndose el dedo en…

 Morderse las uñas, hurgarse en la nariz, chuparse el dedo… son algunas costumbres que se inician en la infancia y que pudieran perdurar hasta la edad adulta. Por eso, cuanto antes se erradiquen, será mejor para los pequeños, pero debe hacerse con paciencia y cariño.

 Cuando son pequeños, nos causa gracia, curiosidad y hasta ternura ver a nuestros hijos chuparse el dedo mientras duermen, o nos da mucha risa cuando los agarramos infraganti metiéndose el dedo en la nariz. Estas al igual que otras manías suelen ser propias en la infancia, y suelen desaparecer conforme el niño/a crece. Pero no siempre ocurre así, aunque ese no debe ser motivo para alarmarse; en muchas ocasiones se trata solamente de gestos que forman parte del lenguaje corporal del pequeño.

Manías… ¿Cómo se adquieren?

 No todos los actos repetitivos son preocupantes. Depende de la edad del niño, de las circunstancias en las que ocurre y de la reiteración con la que aparece…. Uno de los motivos por los que un niño empieza a repetir un acto es por imitación. Si cerca de ellos convive una persona que, por ejemplo, guiña los ojos con frecuencia o se muerde las uñas, es probable que éstos repitan los mismos gestos de forma inconsciente.

 Otro de los motivos es la exteriorización de un malestar físico o psíquico. Ciertos gestos le ayudan a desahogarse. Puede hurgarse la nariz porque le duele o porque tiene algo en su interior que le molesta. 

 Otros hábitos comienzan porque son evolutivamente normales, pero si no agradan a sus padres y con ellos consigue que le presten mayor atención, su uso se afianza.

 Las Más Frecuentes y las Soluciones

Chuparse el dedo

 Después del primer año de vida, la succión como reflejo desaparece y el niño suele chuparse el dedo como un acto de compensación frente al miedo, la inseguridad, la falta de adaptación al medio, por cansancio o aburrimiento.  Por lo tanto, si el bebé tiene más de un año y se chupa el pulgar, se debe trabajar directamente sobre las causas. Es más positivo hacer que se sienta seguro o proponerle actividades físicas que lo distraigan y mantengan sus manos ocupadas que regañarlo y quitarle la mano de la boca constantemente, ya que puede aumentar su ansiedad y reforzar esta conducta. 

 Enroscarse el pelo entre los dedos, morderse las uñas, succionar el chupete o la esquina de una sabanita o llevar siempre su objeto transicional son equivalentes a chuparse el dedo y deben tratarse de forma similar.

Tics

 Constantes parpadeos, muecas, movimientos de hombros, carraspeos… Estos movimientos o sonidos repetidos de forma semiinvoluntaria no tienen finalidad consciente y son tremendamente indisciplinados.

 Algunos padres piensan que el niño con estos tics lo hacen a propósito y, al regañarle, no hacen más que aumentar su ansiedad, inseguridad y sentimiento de culpa. Lo único que a los padres los debe preocupar es si el niño sufre con su tic. Pero si el niño no se siente molesto, es mejor no hablar a todas horas del tema y esperar pacientemente a que se le pase.

 El objetivo primordial es evitar que la condición se transforme en enfermedad, para lo cual es necesario fortalecer su autoestima, eliminar los tabúes y  neutralizar las conductas adversas del entorno.

Jugar con los genitales

 Durante la primera infancia, los niños son curiosos por naturaleza. Exploran su cuerpo, juegan con los dedos de sus manos, con sus pies y también con sus genitales. Es una conducta totalmente normal.

 En algunos niños es tan constante que hasta los padres más abiertos muestran cierta preocupación. Lo más recomendable es ignorarlo por completo. Lo más práctico es desviar su interés hacia una actividad más sociable y, si es necesario, retirarle la mano con suavidad. No hay que humillarle ni castigarle, y aunque nos incomode, no hay que darle mensajes negativos que asocien los genitales con suciedad, maldad o enfermedad.

Hurgarse la nariz

 Es una mala costumbre que –como todo el mundo sabe– no es exclusiva de los niños, por lo que es posible que sea la consecuencia de imitar a los adultos. Algunos opinan que también puede que lo hagan porque les resulta agradable explorarla en momentos de aburrimiento. 

 Para evitar el problema es importante desviar su atención cuando lo intente y procurar que sus vías respiratorias estén siempre despejadas. Y, por supuesto, en cuanto tenga la edad adecuada (2-3 años), enseñarle a sonarse.

 Como se dijo anteriormente, la mayoría van desapareciendo con la edad, pero no siempre, y aunque no hay fórmulas mágicas para quitarlas, con paciencia y cariño, se puede ayudar a los niños a fomentar hábitos positivos, que a la larga ahuyentará esas manías que a veces tan mal se ven…!! 

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