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‘CORTESÍA Y RESPETO’, ALGO QUE LOS PA-DRES DEBEN ENSEÑAR DANDO EL EJEMPLO

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Un día, Carlos de 13 años, entró a su cuarto y encontró a su hermana utilizando su teléfono…

¡Deja mi teléfono! bramó, y remató la orden diciéndole a la chica una serie de palabras obscenas.

Su madre quien se encontraba en la sala alcanzó a escucharlo todo. Entonces corrió al cuarto del chico y le dijo:

‘No tienes derecho de hablarle así a tu hermana. ¿Quien te ha enseñado tremendas cosas niño?’

El chico muy apenado explicó que un amigo suyo había usado esa palabra al discutir con su madre.

Pues en esta casa nadie se expresa así -replicó ella con firmeza-.

Aunque para muchos padres resulta difícil inculcar buenos modales en sus hijos no es algo imposible de lograr.

Tal vez se preguntará cómo puede lograr tal cosa sin fallar en el intento.  Los expertos opinan que, con empeño, paciencia y mucha perseverancia, los padres pueden hacer mucho para arraigar en los hijos la cortesía y el respeto. Pero sobre todo, los padres deben poner el buen ejemplo.

CORRIGIENDO EL PROBLEMA

Muchos padres adoptan actitudes groseras ante alguna situación, por eso es importante que los padres se esfuercen sobre todo en evitar usar expresiones malsonantes que no deseen oír más tarde en boca de sus hijos.

Por ejemplo, una molesta mujer que le grita a su marido: “¡Cállate idiota!” cuando éste empieza a decir maldiciones contra su vecino que se estacionó invadiendo parte de su cochera. Probablemente escuchará en unos cuantos días a sus hijos expresarse en casa en esos mismos términos.

¿Qué mensaje le está dando con esto a sus hijos? “Ser padre implica tener la madurez suficiente para afrontar cualquier situación, y dejar aun lado los arranques de ira”.

Es preferible, convienen los expertos, enseñar a los niños que no siempre podemos controlar el desenlace de una situación, pero sí nuestra manera de reaccionar.  “Los chicos deben aprender a comportarse con más cortesía de la que quizá sientan”, dice Judith Martin, autora de una columna sobre buenos modales. Ser cortés, añade, es mucho más que decir “por favor” y “gracias”, significa no hablar mal de nadie a sus espaldas, saber cómo tratar a todos con respeto.

Otro caso es el de el papá de Ellen, que un día, en cuanto ella y dos de sus amiguitas se subieron al auto para llevarlas a la escuela, él se volvió a ellas y con una expresión de sorpresa, pero no de molestia, preguntó:

¿Por qué ninguna de ustedes jamás me dice “buenos días”?

“Nunca había visto las cosas desde su perspectiva”, recuerda Ellen. “Me alegra que nos haya dicho lo que sentía”. Ahora ella y sus amigas saludan siempre que suben al coche.

Desde luego, ni las mejores lecciones del mundo convencerán a un niño de actuar con civilidad si sus padres se ponen agresivos, intolerantes y bruscos a la menor provocación. Por eso los expertos aconsejan que para corregir los modales de los niños, lo primero que los padres tienen que hacer es corregir los suyos.

Por eso, cuando necesite llamar la atención o cuando esté muy enojado, dentro de lo posible trate de calmarse y explicarle al chico lo que esperan de él, pero sin mostrarse críticos: “Cuando estemos en casa de tu tía, me dará mucho gusto que le estreches la mano y le acerques la silla a la hora de cenar”. Más tarde, hay que elogiar al niño: “Me alegró mucho que saludaras de mano a tu tía y le ofrecieras la silla”.

Pero, ¿qué hacer cuando el chico ya cometió una falta? “Corríjalo apelando a las reglas de la casa”, cada familia debe tener algunas reglas básicas que todos estén dispuestos a acatar.

Así pues, en vez de gritar “¿¡qué no te he dicho que no debes poner los codos en la mesa?”, el padre puede limitarse a señalar: “La regla en esta familia es no apoyar los codos en la mesa”. Al corregir la conducta, y no al niño, se evita que éste adopte una actitud defensiva.

Un chico amable y respetuoso se convertirá en un adulto preparado en relaciones interpersonales y salir adelante en las entrevistas de trabajo. Y lo logra porque las personas responden a los buenos modales, que en esencia son el idioma universal del comportamiento humano.

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