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DEPRESIÓN CON TRUMP

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Segunda Gran

Otros cuatro años de Trump en la Casa Blanca implica que la economía del país estará en las manos de un líder que no tiene idea de los efectos de las políticas monopolizadoras del sector privado. Otros cuatro años de Trump nos llevaría directo a otra Gran Depresión, similar o de mayor alcance que la que ocurrió en 1929.

En octubre de ese año, los stocks de Wall Streets se fueron a la deriva, creando un pánico inmediato en el sector financiero, afectando las inversiones del sector privado y público y eventualmente generando incertidumbre en el mercado laboral, el consumo y la inversión.

Durante los primeros años después del colapso económico, miles de empresas privadas –entre grandes, medianas y pequeñas— quedaron en la ruina por falta de liquidez. Como resultado, millones de trabajadores de los diversos sectores laborales del país se vieron afectados y quedaron sin un sustento económico, sin trabajo, sin dinero para llevar el pan de cada día a sus hogares.

En 1933, cuando la crisis económica alcanzó su ápice, quedaron más de 15 millones de norteamericanos desempleados y sin una alternativa viable de vida.

Lo triste del caso es que la Gran Depresión se podía evitar. El gobierno de Calvin Coolidge (1923-1929) produjo una de las políticas liberales más radicales de su tiempo; redujo el gasto público abruptamente, rebajó los impuestos, especialmente a los magnates nacionales y a las empresas transnacionales.

El efecto de estas políticas fue inmediato en el crecimiento económico, pero también tuvo consecuencias devastadoras en la economía. La desregulación y el descontrol del gobierno en la economía produjo monopolios privados que azotaron el bolsillo de los trabajadores y las familias del país. Cuando Coolidge dejó el gobierno, el sistema económico estaba presto a un colapso inmediato.

En vez de utilizar políticas estatales para poder enmendar años de desgaste del sector financiero, el nuevo presidente Herbert Hoover atenuó la Gran Depresión con la misma dosis de políticas liberales. El tiro le salió por la culata y se recrudeció la crisis económica.

Así como Coolidge y Hoover, el gobierno de Donald Trump ha dado ventajas a la inversión privada por medio de la reducción de impuestos. Los más ricos tomaron ventaja del nuevo crecimiento, pero también el sistema económico nuevamente muestra visos de desastre.

Trump cree que puede atenuar la crisis con más dosis de regalos a los ricos.  Su plan de contingencia de menos impuestos a este sector de pudientes nos llevará a otra Gran Depresión.  Podemos evitar otra calamidad económica siempre y cuando sepamos votar por alguien que realmente entiende de economía del Estado.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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