El Cisne y El Ganso

En el enorme jardín de un castillo vivían muchas aves. Algunas, en absoluta libertad, volaban de un árbol a otro dejando escuchar sus trinos melodiosos; otras eran domésticas y picoteaban desganadas..

 En el enorme jardín de un castillo vivían muchas aves. Algunas, en absoluta libertad, volaban de un árbol a otro dejando escuchar sus trinos melodiosos; otras eran domésticas y picoteaban desganadas la tierra, tal vez esperando la llegada de su triste e inevitable final. 

 Allí mismo, un cisne y un ganso se habían conocido al borde del lago y se convirtieron en amigos inseparables. De lejos podría habérselos tomado por hermanos, pero de cerca era imposible equivocarse. El cisne tenía un aspecto noble y elegante, mientras que el ganso no podía disimular bajo sus plumas las formas poco agraciadas de su cuerpo.

 Por otra parte, el cisne era el animal preferido del parque y la gran alegría de sus propietarios, que se deleitaban al verlo nadar. En cuanto al ganso, con seguridad acabaría en una olla cuando alguien importante viniera a visitar al rey. Pero la diferencia entre ambos era mayor aún cuando abrían el pico: de la garganta del cisne salía un canto dulce y armonioso, mientras que el ganso no hacía más que emitir unos desafinados graznidos. 

 Y sin embargo, por estar siempre pegado al cisne, el ganso había terminado por creer que era tan bello y noble como aquél. Y esperaba que cuando llegara el momento, el cocinero se equivocara y tomara el cuello de su amigo en lugar del suyo. 

 Un día, en efecto, el cocinero que había bebido un poco, confundió al cisne con el ganso y lo tomó fuertemente del cuello. Pero éste, al protestar, hizo escuchar un canto tan dulce que el cocinero lo soltó al percatarse de su error. 

-¡Dios mío! ¿Qué iba a hacer? ¡Que nadie nunca corte la garganta de un animal que se sirve tan bien de ella! 

 Y al final de cuentas, ¡fue el ganso quien terminó en la mesa real! 

Moraleja: Acepta tu realidad ¡y encontrarás la felicidad!