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El ‘Cuau’ y el ‘Bronco’ ¿… al rescate?

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Por: Dr. Humberto Caspa

¿Quién o quiénes rescatan a México de la corrupción?  ¿Los políticos tradicionales del PRI, el PAN o el PRD? Algunos mexicanos creen que la solución no va por ahí.  La corrupción en este país, como una vez manifestó el presidente mexicano Enrique Peña Nieto, “es una debilidad de orden cultural”.

  En México nadie se salva de la corrupción, es un mal de su tejido social. Los partidos políticos son los más afectados.  El Partido de la Revolución Institucional (PRI), partido oficial del gobierno y partido político del Presidente, respira, se nutre y vive de la corrupción. Su esencia es el prebendalismo, el nepotismo, la mordida, tráfico de influencias y otros males socio-políticos. 

  El presidente Peña Nieto es consciente que sin la corrupción, él no hubiese estado viviendo en el palacio presidencial de Los Pinos. A lo largo de su mandato presidencial, diversos medios de comunicación han divulgado y, en algunos casos, han comprobado sus excesos y los excesos de su esposa.

   Durante mi estadía en la Universidad Nacional Autónoma de México (1995-2000), Jorge Castañeda, entonces profesor de esa magna institución y ex secretario de Relaciones Exteriores, manifestó que el sistema de gobierno de México era tan corrupto que ninguna institución pública estaba libre de ese pecado.

  Entonces, ¿quién salva a México de las manos de la corrupción? A nivel nacional la situación está muy difícil.  Tanto el PRI como el PAN han sido acusados de tráfico de influencias y de otras irregularidades. El PRD, aunque nunca estuvo en la cima del poder político, también estuvo en el ojo del huracán por actos de corrupción.

  El partido Morena del ex perredista Manuel López Obrador se está convirtiendo en la tercera fuerza política de México.  Puede ser la respuesta a la corrupción sistémica como también puede un espejismo que, llegado el momento, al igual que el PRI o el PAN, puede llegar a funcionar de cabeza. 

  Sin embargo, no todo está perdido en este bello país latinoamericano.  Recientemente, junto con el nuevo partido político de Morena, han surgido líderes natos de la sociedad civil.  Recientemente Jaime Eliodoro Rodríguez Calderón, conocido como el Bronco, se ha adjudicado la gubernatura del Estado de Nuevo León con la bandera de Independiente.

   El popular futbolista Cuauhtémoc Blanco, ex columnista de La Opinión, surgió como una respuesta a la corrupción que abunda en la ciudad de Cuernavaca, municipio llamado “La eterna primavera” por su belleza natural.

 Blanco no es un político tradicional, tampoco es una persona educada, utiliza palabra del vocablo de las calles de Tepito, su barrio original en el Distrito Federal.  Hoy, quieran o no, es el nuevo alcalde de Cuernavaca.

 A mediados de la década de 1990, Evo Morales fue elegido como presidente de Bolivia.  Al igual que Cuauhtémoc, Morales no es una persona con títulos universitarios. Sin embargo, hay una cualidad que siempre lo caracterizó con su gente: nunca fue corrupto.  Esperemos que el “Cuau” y el “Bronco” sigan esos pasos.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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