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El Pequeño Gorrión

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Un grupo de pajarillos andaban volando de acá por allá, sin saber qué hacer. Por fin, un pequeño gorrioncillo propuso que jugasen al escondite.

Un grupo de pajarillos andaban volando de
acá para allá, sin saber qué hacer. Por fin,
un pequeño gorrioncillo propuso que jugasen
al escondite. Los demás aceptaron, encantados.

A un canario le tocó ser el que contara y
mientras lo hacía con los ojos cerrados, sus
demás amigos corrieron a buscar un buen
escondite. Por su parte el pequeño gorrión
conocía un sitio estupendo, donde estaba
seguro que nadie le encontraría. Allí fue a
refugiarse.

Tan aislado estaba que no podía oír las voces
de sus compañeros que lo llamaban, angustiados,
porque se acercaba una peligrosa
tormenta.

Cuando el pequeño gorrión, ya extrañado
por la tardanza de sus compañeros se dispuso
a salir al exterior vio, aterrado, cómo una
furiosa tormenta se había desatado. Asustado,
el pequeño gorrión tuvo que pasar la noche
en su escondite preferido.

– No debo tener miedo de la naturaleza -se
decía a sí mismo para darse ánimos-. La
lluvia también tiene derecho a caer. Yo debo
valerme por mí mismo y saber esperar el
tiempo que haga falta. Debo ser valiente.

Cuando amaneció, la lluvia dejó de caer.
Pronto apareció el sol sobre el horizonte
y la vida del campo salió de su letargo. El
pequeño gorrión se había convertido en un
ser fuerte y seguro de sí mismo, gracias a la
noche de prueba que había tenido que superar.

Amigos, cuando algo les vaya mal, recuerden
que todo tiene un porqué, y aguanten lo
más que puedan. Al final verán que saldrán
fortalecidos del asunto.

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