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Gracias al taekwondo… derrotó al cáncer!

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La pequeña decidió luchar en contra de esta terrible enfermedad en vez de, postrada en una cama, esperar a la muerte 

 

 

   Cuando la desgracia llegó a casa de los Anderson, agarró a todos desprevenidos. A la hija mayor, Cheryl Anderson, quien contaba en ese entonces con once años, se le detectó un cierto tipo de cáncer maligno muy difícil de erradicar, incluso con cirugía. Esta familia londinense pasó a ser una de las más sombrías de Inglaterra. Sus padres comenzaron a llevarla a sesiones de quimioterapia. Un día ella vio a su madre llorando en la cocina y se le acercó diciéndole: “No voy a morir, mamá, Dios me dará la oportunidad, de seguir viviendo muchos años”, le dijo la pequeña.
 
          UN ESPÍRITU INQUEBRANTABLE
   Desde la edad de siete años, Cheryl ha practicado las artes marciales, principalmente el tae kwon do. Esto le ha permitido tener una disciplina y un óptimo control de su cuerpo y de sus emociones. Al contrario de cualquier persona enferma de cáncer maligno, la pequeña se mostraba tranquila; vivaz y confiada en que Dios le permitiría vencer su enfermedad. En vez de permanecer, postrada, en una cama esperando la muerte, se entregó a Dios asistiendo con más asiduidad a la Iglesia Presbiteriana donde iba con su familia, a la vez que se entregaba con nuevos bríos a su deporte oriental. Los médicos advirtieron a los padres de Cheryl que si la dejaban seguir practicando esas artes marciales, “el ejercicio apresuraría su muerte”, pero ellos la dejaron seguir adelante, pues la misma niña se los pidió: “prefiero morirme haciendo lo que más me gusta que acostada en una cama”. 
 
          SUCEDE EL MILAGRO
  Las sesiones de quimioterapia siguieron. Cheryl perdió parte de su cabello y adelgazo mucho, pero el brillo de sus ojos denotaba que su lucha contra la muerte había empezado y que la niña iba a ser la vencedora antes esta prueba del destino. Pasaron los meses y comenzó a suceder el milagro; el tumor que tenía en el abdomen empezó hacerse más y más pequeño hasta que pudo ser fácilmente operado. ¡De manera milagrosa había salvado la vida! Nadie se explica cómo pudo suceder esto, pero gracias a Dios se pudo salvar.
 
  Cheryl comentó: “Toda la gloria y toda la honra es para Dios. Él permitió que por medio de mi fe y el ejercicio realizado por el tae kwon do pudiera vencer el cáncer. Ahora tengo toda mi vida por delante y quiero ser instructora profesional de artes marciales”. Y poniendo manos a la obra, ahora que ella tiene trece años de edad, se superó en este deporte y es Campeona Nacional del Arte Marcial del Tae Kwon Do. Y de aquí en adelante nadie la para, ya que la vida le dio una segunda oportunidad de vivir y ser lo que ella quiera.
 
         PREMIOS Y MEDALLAS
   Su hermana Vicky, de diez años de edad, es su principal seguidora y discípula. Entre las dos han logrado ganar varios trofeos y medallas y sus padres se sienten muy orgullosos. Cheryl Anderson no se amilana ante ningún rival, ya que pudo vencer al oponente más temible y letal: el peligroso cáncer….
 
   Y Créalo o No, Así Fue!!
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