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¡No estoy preparada para ser madre!

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Por: Martha Lizola

   “Mi esposo quiere tener hijos, pero yo no me siento preparada para ser madre, inclusive se ha tocado el tema de la separación por esta situación”, Me comentó recientemente una paciente. 

 Aunque te cueste creerlo y aunque goce de la valoración social positiva y cumpla un rol social, pero ser madre no es un deseo universal ni compartido por todas las mujeres.

 Así como la sexualidad no es un destino, ni el hombre ni la mujer tienen escritos sus ideales, la reproducción no es una obligación, sino una elección. El ser padre, es correlativo de una función y como tal no es el resultado de su capacidad reproductora, implica la aceptación de ciertas normas y leyes de esa cultura en particular. Debemos por lo tanto diferenciar el deseo de un hijo, de lo que a veces se denomina ‘instinto maternal’ donde estaríamos homologándolo a algo dado biológicamente o heredado. El deseo de un hijo, en la mujer, viene desde edad muy temprana, en sus fantasías y en sus juegos representa ‘el ser mamá’: La niña se identifica con los emblemas culturales respectivos a su propio sexo. En un momento de su vida el deseo empieza a pulsar, entonces esa mujer que desde chica tiene ese deseo internalizado, siente la necesidad de cristalizarlo. Un niño al nacer, anuda la relación entre sus padres y se encadena al suceder de las generaciones como portador de los ideales de su linaje. En la antigüedad la falta de descendencia, estaba asociada a un ‘castigo divino’, un hijo era la garantía de la continuidad de un pueblo. Como todas las acciones, pensamientos y creencias se basaban en los preceptos religiosos por eso la descendencia era  bendecida y el hecho de no tener hijos era considerado algo negativo.

  En la actualidad, la decisión de no tener hijos está ligada a un prototipo de la época, permitida en la institución matrimonial, las parejas se fundan en uniones provisorias, la responsabilidad por tiempo indefinido está en contra de la modernidad, implica una pérdida de libertad y autonomía, toda elección implica una resignación, si sólo se responde al mandato; ‘serás madre como tu madre’ se ahorraría la angustia de elegir otro destino pero no se actuaría acorde al deseo de la mujer de ser o no ser madre. 

  El mayor temor que se manifiesta en las mujeres que deciden no tener hijos es ‘la soledad’ en la vejez, que en definitiva remite al miedo a la muerte y un hijo no es garantía de tranquilidad con respecto a ese temor, en muchas ocasiones cuando los hijos crecen, aparecen las frustraciones y renuncias que tuvo que hacer en otros aspectos de su vida, muchas madres creen que tienen que estar siempre presentes y les resulta muy difícil delegar en otras personas el cuidado de los hijos, sin embargo de lo que se trata es de hacer que el tiempo que se le pueda que brindar sea satisfactorio, una madre absorbente impide que el niño sea libre y pueda crecer. Ser mujer no se agota en el ser madre y esto en algún momento explota, porque la sociedad y los tiempos en que vivimos incentivan en forma constante la independencia y el éxito personal. El ser madre es tomado como forma de realización personal dándole a la persona una identidad. Los hijos son considerados casi como propiedad de la madre, dando lugar a fantasías de complemento mediante el hijo y en muchos casos negando los orígenes del padre y el derecho del niño a contar con un padre. No podemos considerar a la maternidad como algo ideal, porque con la crianza de los hijos siempre hay escollos y frustraciones que superar o cuestiones que directamente no se pueden resolver, hay que estar atentos cuando una madre asegura; ‘yo puedo con todo’ porque nadie absolutamente nadie puede con todo. Podemos considerar que el camino que debe realizar una mujer para llegar a su realización es más sinuoso que el del hombre ya que en los primeros tiempos de crianza, se requiere más de su presencia en relación a los hijos. Sin embargo, cuando hay un verdadero deseo de maternidad, estas resignaciones no influyen a la larga en la realización personal femenina. Después de analizar todo lo anterior, sólo se pueden preguntar: Madre; ¿se hace, o se nace?… Hasta la próxima.

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