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Las tentaciones sexuales: ¿Por qué nos seducen?

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  Cuando hablamos de tentaciones, se escucha como algo peligroso, sobre todo cuando ya tenemos una pareja y la tentación la tenemos con otra persona.

  Es bueno aclarar que la tentación no es sinónimo de fantasía. La fantasía indica lo que desearíamos realizar, las ideas incumplidas y que objetivamente (al menos por el momento) no pueden realizarse sino que se mantienen en el plano de la imaginación. La tentación, al contrario, surge de la posibilidad de materializar aquí y ahora el acto. Nos sentimos tentados ante algo que podemos obtener con una pequeñísima cuota de esfuerzo.

  La tentación está relacionada con lo prohibido (ya sea porque nos lo prohibimos nosotros mismos o porque nos lo prohíbe la sociedad); y es precisamente en alcanzar lo prohibido donde hallamos el mayor placer. Entonces, una tentación sexual normalmente sería una prohibición por partida doble.

  Todos tenemos diferentes tentaciones, es por eso que especialistas realizaron una investigación para llegar a descubrir cuáles son las más populares.
 – Un 73% de hombres y mujeres han estado tentados a tener una relación de una noche.
 – El 40% de las personas encuestadas cree que es inofensivo sentir deseo sexual por alguien más que su pareja.
 – El 43% de hombres y mujeres se han sentido motivado a involucrarse con la pareja de un amigo.
 – El 5% de los hombres y las mujeres piensan que no hay nada malo en encontrarse con un ex a escondidas de su pareja.
 – El 50% de los hombres siente que su mayor tentación es el sexo en general.

  Ahora bien si tomaste la decisión de dejarte llevar por tus tentaciones, adelante, pero tengamos muy presente que tenemos que hacernos responsable de nuestros actos.

  Sin embargo, no todas las tentaciones sexuales tienen una impronta negativa ni tendrán consecuencias nefastas. En algunas ocasiones ceder ante el impulso de una idea aparentemente irracional o poco convencional trae sus beneficios haciéndonos sentir personas más libres y seguras de sí mismas.  

  Considero que todo es cuestión de analizar las situaciones y las implicaciones de nuestros posibles comportamientos; así, me atrevo a decir que: “siempre que la tentación no provoque daños a terceras personas o a ti mismo… ¡bienvenida sea!”

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