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LICENCIADO

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Después de la primaria, estudié nueve años más, en el seminario de Guadalajara…, Sí, mi intención era ser cura, sacerdote, presbítero, padre…., bueno, padre sí llegué a ser, y padre de más de uno, digo, porque tengo dos hijos.

Aquí te voy a platicar una anécdota que he platicado poco. Los seminaristas pocas veces andábamos solos, casi siempre en grupos.  Yo, por ser el encargado del mimeógrafo, con cierta frecuencia iba al centro de la ciudad a recoger material. En una de esas ocasiones, estaba esperando el camión que me llevaría al seminario, cuando se me acercó un muchacho un poco más joven que yo y me dijo con mucho respeto: “Licenciado, me puede ayudar a completar mi pasaje”. Tan bien sonó la palabra ‘licenciado’ en mis oídos que, sin pensarlo, metí mano a mi bolsillo,  saqué un peso y se lo di. “Gracias, licenciado” dijo repitiendo esa palabra que me hizo sentir tan bien y cruzó la calle y vi que en la parada del camión seguía encontrando ‘licenciados’ que le daban monedas….. ‘Ha de ir lejos’, pensé yo, el pasaje de los camiones urbanos en Guadalajara en ese tiempo era 40 centavos. .

El problema fue cuando llegó mi camión. Por más que busqué en mis bolsillos, sólo encontré 35 centavos. Subieron los que tenían que subir y al final subí yo, deposité mis 35 centavos en la bandejita al lado del chofer, el chofer vio el dinero, me vio a mi, más rojo que el jitomate más rojo, comprendió y me hizo la seña de que pasara, con mi cara roja recorrí todo el camión para sentarme solo en el asiento de mero atrás, tratando de volverme invisible.

La vanagloria es canija. Si aquel muchacho no me hubiera dicho ‘licenciado’, habría calculado bien antes de darle el único peso que traía, pero en ese momento, calculé que ese ‘licenciado’ bien valía un peso.

Me agarró en buen momento. Acababa de terminar 6 años de Humanidades y estaba empezando Filosofía, con clases como Lógica, Metafísica, Epistemología, etc. De manera que si aquel muchacho me llamaba licenciado, sería porque alguna aura de sabiduría me rodeaba y él la había notado.

La adulación es un astuto arte, consiste en decir o hacer con estudio, planeando con maña lo que se cree que puede agradar a otro. La palabra adulación viene del latín ad-ludo, divertirse, chancearse, engañar.

Otra palabra pariente cercana de la adulación es la Vanagloria, la palabra lo dice todo: gloria vana, vacía, hueca. Vanagloriarse es presumir  una cualidad, talento o un valor que no se tiene… o exagerarlo, si es que se tiene, como yo, por un momento en aquella parada de camiones me sentí licenciado a sabiendas de que no lo era.

El adulador sabe escoger su presa, el fachoso, el presumido, el inseguro son presa fácil de la adulación, y cuando se juntan la vanagloria con la adulación el tipo se vuelve manejable, está perdido… Hasta lo pueden dejar sin dinero para el pasaje.

Salud y saludos y hasta la próxima cosecha-

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