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Licenciado Vidriera Ed.52 2015

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Por: Mario Soto Centeno 

Ahora que estamos en Navidad, lo que yo pregunto es ¿por qué si la Navidad es tan bonita no la hacemos que dure más?… Ya sé ya sé, ni me digas, porque si necesitamos los demás meses para pagar las deudas que ocasiona este breve tiempo navideño, cuándo íbamos a terminar de pagar si la Navidad durara unos dos o tres meses, por ejemplo. 

  Es que nos hemos dejado engatusar por lo comerciales y el consumismo, hijosesú,  y lo que era el bonito tiempo de Navidad lo hemos transformado en un tiempo no de Navidad, sino de Vanidad, de carreras, tensión nerviosa, pleitos y decepciones y depresiones. Y el bonito tiempo Navideño donde había sonrisas espontáneas, amabilidad, calor de amor y amistad, tiempo en que hasta se veía posible la Paz mundial, porque todos se sentían tan felices repartiendo y recibiendo amor y amistad que hasta se creían capaces de amar a todo el mundo… Ese tiempo bonito quedó sólo en el recuerdo de algunos viejos y en algunas películas viejas.   

  Hoy en día creemos que así como hay música, adornos y “cosas” que solo se ven bien en Navidad, creemos que eso de ser ambles, sonrientes y amistosos es cosa nomás de Navidad…. ¡Qué lástima! 

    Qué lastima que no sepamos ser felices, qué lástima que no queramos ser felices, porque la única cosa importante en la vida es ser felices, para todos sin excepción, y aunque haya sectas que prediquen el sufrimiento y hasta los sacrificios voluntarios, azotes, ayunos y cosas de esas… puede ser que para algunas mentes no muy comunes, (por no decir raras que sería lo común decir),  eso sea una forma de ser feliz, pero no algo recomendable para la mayoría normal, con lo cual yo no estoy diciendo que aquella minoría sea anormal, eso es algo que tú debes de entender sin que yo lo diga, pero los dos nos quedamos callados, porque las minorías, por lo general, son peligrosas…. alejémonos de ellas y volvamos al tema. 

   La felicidad no solo corporal, como sería el placentero placer, sino la felicidad de espíritu, la más elevada, tal vez la verdadera, es lo primordial que buscamos en la vida, al grado que toda acción, por pequeña o insignificante, tiene como único fin buscar nuestra propia felicidad. Lo que no nos ponemos a pensar es que toda la felicidad en la vida depende de la forma en que nos relacionemos con los demás, empezando con las relación con nosotros mismos, que a fin de cuentas es la relación más importante entre nuestras relaciones.

  También es importante nuestra relación con el ambiente, porque también influye esta relación en nuestra felicidad; ¿cómo podrá tener tiempo para ser feliz el que pasa los días quejándose de los días, de unos por el frío y de otros por el calor? La gente que vive lamentándose de todo, no podrá tener sosiego para ser feliz, ¿cómo fregaos?, Ese es su cuento, pero ahí está el detalle, joven.

  Como te decía, la felicidad depende de la forma en que nos relacionemos con los demás, y así como entre los demás hay gente que irradia el calorcito de la  felicidad y contento, aunque no sea Navidad, hay gente que irradia la frialdad de la amargura y el descontento,aunque sea Navidad, y a veces la amargura es más pegajosa que la felicidad, por lo menos es más dañina. 

  Sin embargo, no es tan fácil alejarnos del todo de la gente amargada, de la gente triste. Relacionarse con gente feliz es fácil, la gente feliz es abierta, es compartida, es sincera y espontánea y solo quiere que su felicidad no se le termine nunca. El Feliz quiere que todos compartan su felicidad… “No queremos caras tristes, ándale, vente a cantar con nosotros”.

  El infeliz no soporta la felicidad de los demás y no necesita decirlo, basta con verle su descarada cara de odio y de rechazo. Por eso, relacionarse con los amargados es difícil porque son cerrados, oscos, rechazan y son más dados al odio, en otras palabras, los amargados e infelices son peligrosos, de allí es de donde salen los fanáticos y los verdaderos terroristas. No necesitamos ir muy lejos para encontrar esa gente triste y frustrada, caminan por nuestras calles y muchas veces en ellas viven. Y países enteros viven la frustración de la esperanza perdida.  

  Sí, en el mundo estamos viendo más gente amargada, más gente frustrada y peligrosa para el mundo entero.  Y antes que tratar de contentarlos tratando de comunicarles nuestra felicidad y darles las migajas de nuestra limosna, debemos de ver cuáles son en realidad las causas de que haya tanta frustración en el mundo y ver que no estemos nosotros mismos colaborando a hacer un mundo injusto, un mundo intolerante, un mundo de indiferencia al sufrimiento ajeno… porque en un mundo así, ni los felices podrán gozar la felicidad…. En Navidad, no comas pan delante de los pobres sin compartir, comparte el mundo, es de todos y para todos.. ….   Salud y saludos…    

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