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Lo que sobre a guardar… pa’ luego tirar!

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Quiiiuuuboleee!, cómo están mis tuerkitas y tornillitos, bien y de güenas?… espero que siií!  y que los recientes calores, no le hayan afectado mas allá de los sudores y olores!
Y como creo que están deseando que les eche uno, po’s ahorita mismo se los echo…. el chistorete de esta semana.
Se llama “El asesinato” … Aí ta’:
La muchacha (de nombre: Débora Dora) y el muchacho (Luis Lamata Feliz)… oohh!, pos así se llamaban pues!, pero volvamos al asunto: Los jóvenes estaban recién casados y se veían pálidos, ojerosos, agotados. Doña Pomponia, mamá de la chica, les recomendó que fueran a consultar al médico… Ya en el consultorio, tras un breve interrogatorio sacó a la luz la causa del desfallecimiento: hacían el amor dos, tres y hasta mas veces diarias.
El doctor les recomendó que por al menos una semana tuvieran una abstinencia total, y para asustarlos les dijo que el mucho amor podía llevarlos incluso a la muerte. Ellos guardaron abstinencia por tres días, tiempo durante el cual, para alejar la tentación, la muchacha durmió en la segunda planta de la casa y él abajo.
Sin embargo, en la noche del cuarto día, ella no pudo más. Anhelante, llena de apasionado amor, fue escaleras abajo hacia su esposo. A la mitad de la escalera encontró al muchacho, que subía.
 “¡No puedo más! -gime ella desesperada cayendo en los brazos de su maridito-.
¡Prefiero morir antes que estar sin ti!’’.
“¡Qué bueno! -contesta él igualmente emocionado llevándola en brazos hacia la recamara-.
¡Yo ya venía a matarte!’’….  je, je,,, asesinos!!!
Y hablando de calenturas, calenturientos y de otras cosas, ya llegó el famoso día -o la tarde- del timbre o toquido de la casa, apartamento, mansión ü garage (según donde vivas), suena una y otra vez; al otro lado de la puerta una y otra vez, niños disfrazados de cuanta madre se les ocurre a sus madres, pero que por lo general casi todos parecen salidos de una película de terror y que  gritan tico o tic (al menos eso oigo, pero creo que dicen “trick or treat”)… ¿les suena familiar?
Siii, ya lo creo, si es una tradición que año con año vivimos, los que vivimos en este país.
Es el 31 de Octubre, día de Halloween”, ó “Noche de Brujas” y cuya consigna parece ser la de recibir dulces y golosinas a montón y alguno que otro regalito. De hecho es el día que en este país registra un volumen de ventas superados solamente por las fiestas del Día de Acción de Gracias y de Navidad. Según estadísticas, ese día los entusiastas se gastan alrededor de 2,500 millones de dólares en disfraces, dulces y un _ingo de chucherias de esas.
Pa’ mí este es en realidad “el arranque” de las compras de fin de año, si consideramos que desde días antes del menta’o Hallowen, las madres (y los papás también) se desviven para comprar algún disfraz para esa noche y los que ya no tenemos ni un chiquito (hijos niños, quiero decir), también debemos entrarle a esa ‘onda, comprando dulces cuanta golosina encontremos, y que como cosa curiosa, no importa cuántos regalemos, siempre nos sobrarán.. ¿se han dado cuenta?
Y si tú eres como yo, de seguro guardas los que sobraron y a los dos o tres meses, zuuam!, a la basura ¿a poco no?
A mí me llama la atención, y hasta ‘me da cosa’ ver cómo los adultos (mamás, papás, tíos, abuelos, primos, etc.), que acompañan a los chiquillos ‘a pedir dulces’ ven con ojo de águila las golosinas que uno les da, y si tú los observas, notarás cómo algunos de ellos, hasta con avaricia quisieran llenar la bolsa, el gorro o el morralito de su acompañado, pero que después la mamá no dejará que el niño o la niña coma tanta golosina, y muchas de éstas le guardará ‘para después’, aunque después se hagan ‘viejos’ y ya no los quieran e inevitablemente también éstos terminarán en la basura!
Entonces -pregúntome yo- ¿para qué __ingaos tanta pedidera y para qué ir calle por calle, casa por casa tocando, pidiendo y acumulando dulces que muy pocos se comerán?…. uufff!, qué calor!
Hoy no me voy meter a discutir si esa es o no una celebración mundana, pagana o demoniaca, como dicen algunos o si, como dicen otros, La tradición obliga, pero si les quiero recomendar a mis 4 ó 5 leitores, es que si van a disfrazar y maquillar a sus chiquitos (niños, pues) que sea de algo bonito, algo tierno o agradable. Porque haber díganme: ¿por qué tienen que ser disfraces de monstruos o seres horripilantes y llenos de sangre… Piensen que ya con lo que vemos en los noticieros, lo que vivimos en nuestros vecindarios o los twits de Trump tenemos mas que suficiente para asustarnos… a poco noo?

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