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Los problemas del peso: ¿por qué México no puede contener la devaluación de su moneda?

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BBC Mundo

Alberto Nájar

El tema preocupa a muchos en México: desde hace varios meses el peso se devalúa casi todos los días frente al dólar estadunidense…

El valor de la moneda mexicana ha caído 16% respecto al que tenía el año pasado.

La cotización alcanzó el 21 de enero pasado los 19 pesos por dólar, el nivel más alto desde 1981 cuando el tipo de cambio fue de 24,5 pesos por cada billete estadunidense.

Actualmente el valor promedio es de 18 pesos por dólar.

Y, hasta ahora, las autoridades financieras no han logrado detener la depreciación de la moneda.

Incluso las reservas internacionales bajaron el año pasado más de US$16.000 millones.

El gobernador del Banco de México (banco central), Agustín Carstens, afirma que el peso se encuentra “subvaluado”, y que los mercados internacionales dan un trato “injusto” a la moneda.

Algunos especialistas creen que hay una sobre reacción de los mercados internacionales, y eso afecta la cotización del peso y otras monedas de economías emergentes.

Pero grupos empresariales de México advierten que, más allá de la especulación financiera, si el valor del dólar sigue aumentando la crisis interna puede agravarse en corto tiempo.

La Fed

¿Por qué no ha sido posible contener la depreciación del peso?

La respuesta no se encuentra sólo en México, le dice a BBC Mundo el especialista Jonathan Heath.

Durante varios años la Reserva Federal de Estados Unidos, también conocida como Fed, mantuvo bajas sus tasas promedio de interés como un intento de mantener el control de la economía interna.

Muchos inversionistas buscaron mercados más atractivos para su dinero, y México fue uno de los principales beneficiados.

En 2013 la Inversión Extranjera Directa (IED) en el país fue superior a US$35.000 millones, considerada una cifra histórica.

Y en 2015, aunque en menor flujo, mantuvo un crecimiento sostenido a lo largo del año.

La situación empezó a cambiar cuando la Fed envió señales de que modificaría su política monetaria.

Eso provocó que los capitales regresaran a terreno más seguro como el mercado estadunidense, una situación que también se presentó en otros países con economías emergentes.

“El dólar se ha apreciado contra todas las monedas del mundo”, señala el especialista.

“¿Por qué el gobierno mexicano no ha podido evitar la depreciación? Porque no lo ha podido evitar ninguno”.

“Alcancía”

En distintos momentos las autoridades financieras hablaron de “ataques” contra la moneda mexicana.

Uno de éstos, coinciden especialistas, es la excesiva precaución de quienes invierten en México ante el inestable escenario internacional.

Pero otro es la especulación financiera, afirma Raymundo Tenorio Aguilar, director de la carrera de economía del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), campus Santa Fe.

“El Banco de México se ha visto superado por la sobredemanda de dólares en el mercado. Así es el dinero, siempre busca la mayor tasa de ganancia”, explica.

“Lo que hacen los capitalistas es que especulan, amenazan con salir y entonces hay más sobredemanda por dólares y poderlos sacar” del país.

Es parte del funcionamiento de los mercados financieros internacionales.

Durante más de cinco años México fue “un gran receptor de flujos de inversión extranjera de portafolio como resultado de la política de expansión monetaria de la Fed”, recuerda Jonathan Heath.

El dinero se acumuló “en la gran alcancía que son las reservas internacionales”, completa Tenorio Aguilar.

Y ahora “esa llegada de capitales tiene que vaciarse y no hay problema, porque así como llegaron así se van a ir”.

Un elemento adicional: la mexicana es una de las divisas más utilizadas para operaciones financieras en América Latina, como coberturas de riesgo o contratos de compra a futuro, dice Heath.

Esta liquidez o facilidad de intercambio “la hace mucho más susceptible que otros países a la relación de oferta y demanda”.

Costumbres

Pero los detalles de economía global son una parte de la historia. La otra se relaciona con la apertura económica que el país inició en 1986.

Uno de los protagonistas en la salida de dólares, por ejemplo, son los bancos.

En México sólo una de estas instituciones, Banorte, tiene su sede principal en el país, pues en el resto la dirección –y accionistas principales– se ubica en el extranjero.

Desde 2014, cuando aparecieron las primeras señales del cambio de política monetaria de la Fed, los bancos empezaron a enviar dólares a sus sedes centrales.

Fue una manera de enfrentar el posible escenario internacional, coincidieron especialistas, pero que en México provocó una demanda inusual de la divisa.

El precio de la moneda estadunidense empezó a aumentar. Y eso provocó que muchos empezaran a comprar dólares, incluso como una forma de ahorro.

Una costumbre de hace varias décadas, cuando el gobierno controlaba el tipo de cambio y las devaluaciones se realizaban por decreto.

En esa época los rumores de una posible depreciación del peso provocaban compras de pánico de dólares.

Todavía hay muchos mexicanos que reaccionan igual, pero su impacto en la demanda de la moneda estadunidense es menor comparado con la de otros sectores.

Y es que la economía mexicana es muy dependiente de la estadounidense, el primer socio comercial del país.

Hasta noviembre de 2015 las importaciones mexicanas desde Estados Unidos fueron de US32.500 millones.

Las mercancías se pagaron en dólares que, en su mayoría, se compraron en el mercado mexicano.

Ganadores y perdedores

En México los analistas financieros coinciden en que, por el momento, el precio del dólar no volverá a los niveles de otros años.

La cotización esperada para 2016 es de 17 pesos en promedio por cada billete estadunidense.

Algunos ya resienten el nuevo escenario. Es el caso de las empresas panificadoras, textiles o las armadoras automotrices que enfrentan un mayor precio en los insumos.

Pero también hay ganadores, como los negocios dedicados al turismo o quienes viven de las remesas enviadas desde Estados Unidos.

Para ellos un dólar más caro les representa obtener más pesos al momento de cambiarlos.

Aunque al final, como todos en México, también deberán pagar más por lo que compren con sus remesas.

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