Aunque las palabras que encabezan este artículo pudieran confundirnos por el comportamiento parecido de quienes la padecen, en realidad son cosas diferentes. La persona lunática es aquella que…
Aunque las palabras que encabezan este artículo pudieran confundirnos por el comportamiento parecido de quienes la padecen, en realidad son cosas diferentes. La persona lunática es aquella que tiene cambios bruscos y con cierta frecuencia de carácter o humor o que sufre locura en determinados momentos: Las personas lunáticas tienen el carácter muy variable y por desgracia mayormente se aplica a las mujeres, debido entre otras cosas a los “altibajos anímicos’’ que sufrimos cuando hay el ajuste hormonal debido al periodo menstrual. No obstante, estas personas (hombres o mujeres) no pasan de tener ratos de mal humor.
Pero hablar de bipolaridad es otra cosa. A propósito: ¿se han preguntado ustedes qué es la bipolaridad? Esta palabrita no suena muy amable, pero es muy mencionada popularmente como un trastorno de la conducta humana, una doble personalidad, una doble cara, dos polos opuestos, uno positivo y el otro negativo. Significa también bi-seccionarse, o fraccionarse, o fragmentarse en dos partes o formas de expresarse o de darse a conocer ante los demás. “Bipolar” es una persona dividida y divisoria, voluble, inestable, insegura y poco confiable debido a la vulnerabilidad de su carácter inestable, desubicado y cambiante. Esas mujeres parecen “elevadores o ascensores”, suben y bajan los pisos de su existencia de manera casi experta, tan pronto están arriba, y cuando menos se les espera, están abajo (me refiero a los estados de ánimo transformantes), a este fenómeno la ciencia de la salud mental le llama: “Psicosis Maniático-Depresiva”.
Para saber si una mujer padece bipolaridad, sólo basta con observar si refiere ansiedad, tristeza, depresión, ganas de morir, desinterés total por todo y por todos los que le rodean, alteraciones con la realidad, temporadas de aislamiento, dolor moral, estos síntomas son inconfundibles con alguna otra patología, y no respetan a la edad, no respeta tiempo ni espacio, estratos sociales, razas, culturas, credos ni nacionalidad.
Este desorden emocional, es muy evidente en su etapa más preocupante e impactante, que son los ciclos ultra rápidos en los cambios bruscos de la conducta, mujeres que tienen épocas de euforia y épocas de depresión. Estos ciclos aparecen y desaparecen como por obra de magia, causando serios problemas interpersonales y afectivos. No sé si ustedes han conocido personas que les gusta dormir más de la cuenta, y cuando despiertan, siempre lo hacen de mal humor, o presentan mucha melancolía o una gran tristeza. No saben porqué sienten ese enorme vacío y lo único que quieren es que los dejen en paz ¡desean morirse!
No existen directrices para la prevención del trastorno bipolar. Cuando se diagnostica adecuadamente, el trastorno bipolar puede tratarse, la gente con esta enfermedad puede comportarse con normalidad, llevar una vida productiva con una correcta medicación, asistir a terapia y recibir apoyo social, sin embargo, pacientes con trastorno bipolar sufren un gran estigma, que no sólo pueden frenar su búsqueda de tratamiento sino que incluso puede afectar a su situación laboral, a sus relaciones interpersonales y a su calidad de vida general.
Aunque no hay cura para el trastorno bipolar, sí puede ser controlado adecuadamente. Si se deja sin tratar el trastorno bipolar tiende a empeorar y los pacientes sufren un incremento en la frecuencia y gravedad de los episodios de manía y depresión. Las personas con trastorno bipolar pueden requerir hospitalización lo que posibilita el regreso a conductas y funcionamiento normales. Sobra decir que el trastorno bipolar precisa de un tratamiento farmacológico con psicoterapia que ha resultado eficaz y además sirve de apoyo a los pacientes con este trastorno. Principalmente si de mujeres se trata, son las que más predisposición muestran a ello y con justa razón se ganan el tristemente célebre galardón de “mujeres lunáticas”.
Y por supuesto, no es nada grato vivir o convivir con una mujer bipolar, que un día te muestra una cara y al día siguiente te muestra la otra, o si bien te va, a lo mejor no te puede ver ni en pintura, y lo que es peor, es que te das cuenta que ni motivos diste para ello. ¿Cierto? Entonces… ¡Mucho Ojo! Hay que tener mucho cuidado con esos cambios bruscos de carácter que arman, desarman y alertan a cualquiera. Tal vez estés a punto de recibir la mejor bendición de tu vida, y la dejes ir de paso por no darte cuenta de que tu doble cara se puede convertir en tu peor enemiga, y no sería justo ni para tí ni para nadie. ¿Verdad?
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