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Machismo: un virus tóxico

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Sugieren a los hombres abrirse al mundo emocional y cambiar el modelo hegemónico. Para un hombre sentir miedo, ternura o tristeza no debiera ser sinónimo

Sugieren a los hombres abrirse al mundo
emocional y cambiar el modelo hegemónico

Para un hombre sentir miedo, ternura o tristeza no debiera ser sinónimo
de debilidad, al contrario, es como abrir el umbral emocional
que permita mejorar las relaciones sociales y crecer como seres humanos.
Sergio Sinay, especialista en temas de masculinidad, afirma que
durante generaciones los varones han sido educados bajo un modelo
de “masculinidad tóxica” que infecta el pensamiento y las relaciones
humanas, ya que les exige eliminar ciertos sentimientos
para no mostrar fragilidad.

“El modelo es tóxico porque bloquea las emociones consideradas
‘débiles’. Socialmente los hombres sólo tenemos permitido sentir
coraje, por eso cuando tenemos miedo o tristeza nos ponemos
broncudos para evitar que nos tachen de maricones.
“Es un patrón que certifica a la masculinidad a partir de ser fuerte,
dominador, poderoso, ganar siempre, ser rendidor en el sexo”,
señaló en entrevista el escritor argentino, quien estuvo de visita en
México para impartir el taller Rescatando la Energía Masculina,
organizado por Instituto Humanístico de Psicoterapia Gestalt.
Sinay indicó que este modelo tiene altos costos en dinero, problemas
sociales y disfunción familiar, porque prevalece a la hora de resolver
conflictos.

Incluso en las estadísticas de mortalidad en Occidente se observa
este patrón, pues entre las diez principales causas de muerte en
varones aparece en primer lugar la violencia, que cobra forma en
accidentes y suicidios.

Buscar el cambio

Frente a este modelo, existe otro tipo de masculinidad que favorece
un cambio individual a través de la percepción de las emociones
y la utilización de energía positiva.

La violencia, afirma el autor de libros como La Masculinidad
Tóxica y Cuentos Machos, no está relacionada con la naturaleza
masculina, simplemente representa un modelo cultural que puede
modificarse, y esto se puede lograr mediante el rescate de las
cuatro energías arquetípicas del varón: el guerrero, el rey, el mago
y el amante.

Un arquetipo es un modelo de conocimiento que forma parte del
inconsciente colectivo de muchas culturas y que rige los pensamientos
y la conducta de los individuos.

Por lo tanto, uno puede ser un guerrero que lucha por causas justas,
en lugar de ser un conquistador agresivo; un rey que con liderazgo
permite el crecimiento de los demás, en lugar de ser un tirano;
un mago que realiza fantasías, en vez de ser un embaucador,
y un amante que ilumina la vida de su mujer y sus hijos, en lugar
de ser un esposo violento.

“El machismo es un virus social y cuando una madre se vanagloria
de las muchas novias que tiene su hijo y al mismo tiempo
le dice a su hija que se busque un hombre adinerado para que la
mantenga, lo que está haciendo es reproducir el modelo tóxico”.

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