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Monjes Shaolin revelan en Santiago los secretos del Kung Fu

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EFE


El misticismo de la antigua China y la fuerza de las artes marciales aterrizaron este fin de semana en Chile de la mano de 19 monjes Shaolin, formados en un milenario monasterio situado en lo alto de una montaña, donde aprenden a fortalecer sus cuerpos y resistir al dolor…

El grupo de monjes se encuentra actualmente en Santiago para ofrecer varios espectáculos que revelan el mundo secreto de la sabiduría del budismo zen y el trabajo de la energía corporal.
El espectáculo, que ya han visto 5 millones de personas en 11 países de Europa, Saigón y Pekín se podrá ver en el Teatro Municipal de Las Condes hasta el próximo 4 de septiembre.
El monasterio Shaolin, situado en la provincia china de Henan, es el templo más famoso de China, conocido por la conexión entre el budismo zen y las artes marciales chinas que enseña a sus estudiantes desde hace más de 1.500 años.
La leyenda cuenta que en el año 480 después de Cristo un maestro de la India, llamado Buddhabhadra, viajó hasta China para convencer a algunas comunidades de que el budismo se podía transmitir mejor de maestro a estudiante, en vez de estudiarlo a través de los textos.
En el año 496, Buddhabhadra recibió fondos de un emperador chino para establecer un monasterio en la montaña sagrada de Shaoshi, un templo que bautizaría como Shaolin.
Al principio, los monjes del templo se dedicaban exclusivamente a meditar. Hasta que llegó al monasterio un hombre llamado Bodhidarma, quien meditó durante nueve años aislado en una cueva y se arrancó un párpado para evitar quedarse dormido.
Durante ese período observó el movimiento de los animales y, cuando volvió al templo, sumó esos conocimientos a las enseñanzas de los guerreros que llegaban al templo para descansar después de las batallas. Fue entonces cuando nació el Kung Fu.
Desde esa época, todos los estudiantes del templo se levantan para meditar dos horas antes de que salga el sol y se ejercitan durante 10 horas los 365 días del año para lograr controlar sus cuerpos con las mentes y no sentir dolor.
Gracias a esta dura preparación, los monjes son capaces de caminar por encima de cuchillas, realizar acrobacias, soportar golpes con varas de madera en la cabeza o sostenerse sobre puntas de lanzas sin resultar heridos.
Unos ejercicios que se pueden ver en el espectáculo “Shaolin Kung Fu”, que cuenta con la participación de 19 jóvenes, 4 de ellos menores de 10 años, dirigidos por uno de los maestros del templo, de 75.

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