Pepito y sus amiguitos juegan en la playa a los submarinos…
Pepito y sus amiguitos juegan en la playa a los submarinos
y sus hermanitas llorando van y se quejan
con su mamá…
– ¡Mamá, mamá!, Pepito
no deja que jueguemos a
los submarinos con ellos.
– ¡A ver Pepito ven acá
condenado! -le grita
su madre enojada.- ¿Por
qué rayos no dejas que
tus hermanitas jueguen
con ustedes?
– Ay amáaa!! ¿Cómo van jugar si ellas no tienen
periscopio?
– ¡Eres un desgraciado, mal hombre,
mal padre, -grita la enfurecida
mujer a su marido-…. Ya
me contaron que tienes
una amante, que es de
Morelia y que además
tienes 2 hijos con ella!
– ¡Pero como puedes creer tremenda cosa, vieja! Si
son calumnias, puras calumnias…, ¿De donde rayos
habrán sacado que ella es de Morelia?
La enfermera de turno nocturno se dispone a hacer
su recorrido de rutina en el hospital, cuando de repente
empieza a escuchar golpes y ruidos extraños.
Entonces siguiendo el ruido va a dar a
la habitación donde se encuentra
un viejito de 85 años
pegándole a la pared
con su débil mano.
Al verlo, la enfermera
lo regaña:
– ¡Pero, qué es lo que
le pasa! ¿qué es eso de
estar golpeando la pared a estas horas?
– Pero si no la estoy golpeando señorita. Y sigue
dándole a la pared con la mano.
– ¿Si no le está pegando, entonces explique lo que
hace con esa mano?
– ¡Estoy tratando de despertarla!… ¡Primera vez que
se me para el asunto en veinte años y que se me
duerma la mano,,, óigame noooo!
Víctor le refiere a Toño las
aventuras amorosas que
tuvo en su reciente viaje
a Europa: – Dónde mas
amores tuve fue en Londres…. ¡Qué ciudad! Fueron
cinco aventuras inolvidables cuyos nombres aún
recuerdo: Gladys, Pamela, Lilian, Alice y Robert.
–¿Robert? -exclama asombrado Toño.
– Sí…. esteee bueno… es que fue una noche en que
había más neblina que nunca.
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