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Recorre los caminos de California

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Hoy, haremos un rápido recorrido a través del Estado dorado, California. Nuestro viaje une a Los Angeles con San Francisco. Si fuéramos en línea recta, tardaríamos 8 horas en hacer este recorrido, per

Hoy, haremos un rápido recorrido a través del Estado dorado, California. Nuestro viaje une a Los Angeles con San Francisco. Si fuéramos en línea recta, tardaríamos 8 horas en hacer este recorrido, pero preferimos destinar 5 días para conocer mejor el estado, manejando por la costa, desviándonos hacia los parques nacionales e ir visitando algunas de sus ciudades importantes.

Primer Día

Tomamos el “freeway” que a todas horas luce congestionado. Por la carretera # 1 nos enfilamos hacia la costa, hacia poblados típicos como Santa Mónica y Santa Bárbara, famosas por su ambiente relajado y sus parques de diversiones asentados en la playa. Circulamos a 65 millas por hora, que es el límite de velocidad. La carretera luce inmensa, de tres carriles y atravesada por puentes que unen y separan ciudades enteras. Nos acompaña el mar que unas veces luce impávido y otras revienta con furia entre los acantilados. Vamos por Malibu y sus casas de artistas. Luego por Ventura y posteriormente por Santa Bárbara. Aquí sobresale el ambiente de playa, con restaurantes, bares y comercios delineados por palmeras sobre la calle State.

Luego nos enfilamos hacia el Punto Rincón, el mejor lugar para hacer surfing en toda California. Aquí hay escuelas especializadas y sitios de alquiler para hacer kayak, velero y bicicleta.

Día dos

Dejamos atrás el mar para enfilarnos hacia los parques nacionales. Seguimos por la carretera 1 y después tomamos la 155. El mapa marca el paso por Bakersfield, Tulare y Visalia. El paisaje muestra cultivos de naranjas, limones, olivos y hortalizas. El entorno cambia y ahora nos muestra sus parajes boscosos alternados con lagos. Al pie de la carretera destacan hoteles “bed and breakfast” de 300 dólares la noche, además de casas de artesanías, restaurantes y miradores. Pagamos 20 dólares para entrar al Parque Nacional de Sequoia. Seguimos unas 25 millas por la carretera 198 subiendo a unos 5500 pies hasta la cima de los picos de la Sierra.

Finalmente llegamos hasta los árboles de sequoia, los más grandes del mundo. Llegan a alcanzar una altura de casi 300 pies. Muchos han sobrevivido por más de mil años y son resistentes a fuegos y plagas. El más sabio de todos es el General Sherman. Lleva en este bosque 2 mil 700 años. Mide 240 pies de alto y su circunferencia es de 90 pies. Este árbol descansa apartado de todos y es considerado el más grande del mundo en relación a su volumen, mil quinientos pies cúbicos.

Le pedimos un deseo.

Quedó tiempo para dar un paseo por el bosque, mirar a las ardillas y detectar en la tierra húmeda la huella de un oso negro. A unos kilómetros de ahí se ubica el Parque Nacional Yosemite. Su particularidad son las paredes de granito que se elevan verticalmente a mil metros, como El Capitán, además de 9 cascadas de hasta 900 pies de alto, como la de Velo de Novia.

Día tres

Una vez recorridos los parques nacionales, nos enfilamos a la ciudad de San José, ubicada en el legendario Sillicon Valley. A los paisajes de cultivos y bosques los sustituyen edificios de vidrio de las grandes corporaciones tecnológicas como Microsoft, Google y Apple. Nuestro estéreo sintoniza estaciones de radio hispanas. Muchas de corte “friends connection”. Otras continuamente reproducen canciones nostálgicas con claras referencias al pueblo que se dejó.

Finalmente llegamos a esta ciudad donde destacan los letreros en español, la venta de tarjetas de teléfono de larga distancia, y los nombres de cines, tiendas y hoteles con el nombre de México: El cine México, el parque México, etc. San José es una ciudad moderna. Cuenta con un “downtown” con cierta influencia hispana que se nota en sus iglesias de tipo colonial que contrastan con los edificios de arquitectura vanguardista, como el City Hall. Nos recomiendan visitar la Mansión Winchester, sitio histórico de Estados Unidos. Lo particular es que su dueña, la señora Winchester, la diseñó como una trampa para los espíritus que, según ella, habitaban su casa. Puso puertas falsas, escaleras que conducían al techo y habitaciones unidas con pasadizos secretos para despistarlos.

Día cuatro

Vamos rumbo a Monterey Bay por la Ruta 1. En la lejanía, otra vez se asoma el mar. El clima se torna más agradable y las playas lucen repletas de californianos que viven en Sillicon Valley. La península de Monterey se hizo famosa gracias al escritor ganador del Premio Nobel en 1962, John Steinbeck. Hoy en día, Cannery Row y el viejo Fisherman’s Wharf es una atracción turística con restaurantes, boutiques y bares nocturnos. Pero lo que en realidad venimos a ver es el Acuario de Monterey Bay, considerado u no de los mejores del mundo. Está acondicionado en una antigua fábrica donde irónicamente se procesaba pescado. Hoy alberga a especies marinas de todas las aguas del mundo, además de haber sido el primero en conservar a un tiburón blanco en cautiverio.

Día cinco

De Monterey Bay hasta San Francisco es apenas una hora y media de camino. La llegada a San Francisco nos mantuvo a la expectativa. En la radio sintonizamos nuestra canción del viaje: “If you’re going to San Francisco, Be sure to wear some flowers in your hair…”. Poco a poco se manifestaron los síntomas de una gran ciudad: tráfico, estaciones de gasolina repletas de autos, suburbios y zonas residenciales…. De pronto, como si fuera una visión, aparecieron los puentes de fierro, tan emblemáticos de esta ciudad de puerto. Los rascacielos iluminados se asomaron en la lejanía, Alcatraz flotaba en el mar, y las calles estaban llenas de gente.  Y así, llegamos a nuestro destino final

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