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Rudeza innecesaria

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Un principio básico de los derechos humanos, a nivel internacional, señala que cualquier individuo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Pero esto, al parecer, no significa nada para el inf

Por: José Martín Sámano

“…El hombre ha nacido libre y por doquier se encuentra sujeto con cadenas…” Jean Jaques Rosseau. Filósofo francés

Un principio básico de los derechos humanos, a nivel internacional, señala que cualquier individuo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Pero esto, al parecer, no significa nada para el infame Sheriff del condado Maricopa en Arizona, Joe Arpaio -auto proclamado el más “rudo de la Unión Americana”-. Este sujeto, auténtico personaje de historietas de quien ya hemos hablado en esta columna, continúa con éxito su campaña de terror en contra de cualquier persona de aspecto latino que viva y trabaje en su jurisdicción que incluye ciudades densamente pobladas por hispanos -como Mesa y Guadalupe- así como
Phoenix, la quinta más grande del país.

Bajo el argumento de “hacer cumplir la ley”, Arpaio viene llevando a cabo desde el 2005 una serie de aparatosas redadas utilizando a 160 de sus agentes y cerca de tres mil civiles voluntarios entrenados en leyes de inmigración. Legalmente, el señor estaría en su derecho de utilizar la fuerza pública para detener a indocumentados que tengan cuentas pendientes con la justicia. El problema es que agarra parejo basado únicamente en el color cobrizo de la piel.

Sus esbirros no distinguen a la hora de hacer sus operativos en las calles o centros de trabajo y por ello, en varias ocasiones, han arrestado lo mismo a humildes jornaleros, que a residentes legales por error y hasta a un ciudadano mexicano con visa vigente de turista. Las protestas no se han hecho esperar. Según un editorial del New York Times, este tipo de acciones no son más que “efectos especiales” dentro de una película
de acción como la que muy probablemente ha soñado protagonizar.

Líderes comunitarios, laborales y religiosos han denunciado que detrás de todo esto, existen motivos políticos. Arpaio, adicto a la publicidad en los medios, se encuentra en plena campaña de reelección al puesto que ha venido ocupando desde 1992, favorecido por el voto de la comunidad anglosajona y ultraconservadora. (Recordemos que Arizona es bastión de grupos “cazainmigrantes” como los Minute-Man o Ranch Rescue). La pregunta es: ¿quién podrá detener la ridícula ambición de poder de Joe Arpaio? Por el momento, se ve difícil. Ni el propio alcalde de Phoenix, Phil Gordon, ni los de Mesa o Guadalupe han podido convencerlo de que ponga un alto a los métodos abusivos de sus redadas. Tampoco han servido las condenas de organismos como Amnistía Internacional, El Comité Judío-Americano o la Unión Americana de Libertades Civiles.

Y si el actual senador por Arizona John Mc Cain llegara a la presidencia, ¿cree usted que haría algo al respecto?…. La última opción sería Barack Obama con su promesa de reforma migratoria. Digan lo que Digan, se ve más fácil que Arpaio, a sus 76 años de edad, primero sea derrotado por el Padre Tiempo.

José Martín Sámano es conductor del Noticiero Nacional Azteca América.
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