Para limpiar sus pecados! Para liberarse de sus pecados, como parte de sus creencias son muchas las personas que acuden a su iglesia o templo
Para limpiar sus pecados! Para liberarse de sus pecados, como parte de sus creencias son muchas las personas que acuden a su iglesia o templo para rezar y pedir perdón a Dios por las malas acciones cometidas; otros realizan sacrificios o penitencias, pero por muy duros o peligrosos que éstos sean, ninguno tan inusual y cruel como los realizados por los hombres de la tribu Gomon, situada en Costa de Martil, Africa, en donde para liberarse de sus pecados… ¡Se apuñalan el cuerpo con un espeluznante cuchillo hasta su desvanecimiento!
Los gomones saben que todos, sin excepción alguna en la tribu, piensan o cometen acciones impropias y equivocadas (lo que nosotros llamamos “pecadores”).
Según su forma de pensar, el varón, especialmente el jefe de cada familia es el que debe “expiar, además de los pecados propios y los de la mujer y de los niños que se encuentran bajo su patria protestad, las culpas por todo el pueblo también”, pues según sus creencias “los dioses cargan en el hombre o cabeza de familia las culpas de todos los suyos y los de su tribu”.
Así, sobre la cabeza de cada varón pesan los pecados cometidos a lo largo de un año. Por lo tanto, en una fecha que cercana a las celebraciones de la Pascua judía, deben limpiarse de ellos.
En esa fecha, todos los hombres del poblado se alejan del pueblo y se adentran en la selva. Ninguna mujer o niño debe seguirlos, ya que “los dioses se enojarían contra los intrusos y no les quitarían sus pecados de ellos”.
Al llegar a un claro de la selva, en una ceremonia ritual rezan a sus dioses para pedirles orientación. Todos hacen un gran círculo y en el centro queda el brujo de la tribu, quien entra en trance y los dioses a través de él, “eligen” a cinco de los nativos, quienes a través de una serie de rezos reciben las cargas de los pecados de sus familiares y las de los otros miembros de la comunidad.
En medio del círculo compacto quedan el brujo y los cinco hombres de la tribu seleccionados. El hechicero los hace entrar en una especie de trance mientras todos los demás siguen rezando.
En un determinado momento de la exótica ceremonia, cuando los cinco elegidos están en trance, el brujo le pasa a uno de ellos un pavoroso y largo cuchillo.
El hombre, con mano firme y segura, ¡comienza a apuñalarse el abdomen con fuerza y fiereza! Poco a poco la sangre empieza a manar hasta que brota a chorros y se desvanece.
De inmediato el brujo le quita el cuchillo y lo atiende. Este es un rito muy antiquísimo, y por ende el hechicero sabe perfectamente que hacer; le salva la vida al hombre. Estas enseñanzas secretas se han transmitido de generación en generación y según ellos afirman, ningún hombre ha muerto por este ritual.
Por el mismo procedimiento pasan los otros cuatro, y el brujo los atiende. Los cinco varones representan los siguientes pecados: el odio, la ira, el robo, la lujuria y la lengua difamadora.
Terminado el ritual “los dioses se han aplacado y han perdonado sus pecados”. Varios nativos hacen camillas con varas y lianas y se llevan a sus compañeros heridos. Así, todos regresan al poblado contentos y tranquilos, pues de acuerdo con sus insólitas creencias, toda la tribu ya está limpia de pecado.
Y Crealo o No Así Fue y Así es como en pleno siglo XXI se siguen manteniendo creencias tan insólitas y brutales como esta, donde el que más veces se apuñale más limpio quedará de pecados!!!
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