Durante muchos años, Dorothy Thompson ha tenido como parte de su responsabilidad, el cuidar a pacientes con enfermedades terminales. Y aunque trata de no involucrarse demasiado con los enfermos, por a
Durante muchos años, Dorothy Thompson ha tenido como parte de su responsabilidad, el cuidar a pacientes con enfermedades terminales. Y aunque trata de no involucrarse demasiado con los enfermos, por aquello de los sentimientos que se generan del trato diario, esta vez, la veterana enfermera se sintió muy triste por la muerte de su joven amiguita Lisa Mayers, ya que ella falleció justamente cuando Dorothy no estaba trabajando.
DOLOR Y VACIO
“No tuve oportunidad de despedirme y eso me dejó con un sentimiento de dolor y un vacío muy grande en el corazón”, cuenta Dorothy, de 53 años de edad. “Pero gracias a Dios, mi querida Lisa regresó de entre los muertos el tiempo necesario para arreglar las cosas. “La aparición de su espíritu me suavizó el dolor de su muerte y me permitió continuar con mis deberes. “Sólo tenía 24 años de edad, muy joven y hermosa para haber tenido que sufrir una enfermedad tan horrible como la leucemia; sin embargo, de alguna manera ella mantenía su buen ánimo y logramos forjar una maravillosa amistad durante sus últimos meses de vida”.
La enfermera, de un hospital en Los Angeles, sabía que no es inteligente hacer amistad con los pacientes, especialmente con los que están desahuciados como Lisa.
ERAN AMIGAS
No obstante, Dorothy desarrolló una sólida unión con su frágil amiga. Rieron y lloraron juntas miles de veces dentro de la esterilizada sala para cancerosos. “Conocer a los pacientes es la mejor parte de mi trabajo”, admite Dorothy. “Se nos previene a menudo de que no formemos relaciones demasiado estrechas con ellos, por el dolor que sentimos al morir nuestros nuevos amigos; pero lo cierto es que siempre se me ha hecho difícil no relacionarme; además, con Lisa fue totalmente imposible mantenerme alejada. Simpatizamos desde el primer momento”. A pesar de su terrible malestar, la moribunda siempre podía sonreírle a su amiga cuando entraba a su cuarto. Dorothy sabía que la chica no iba a durar mucho, pero de todos modos fue una triste sorpresa el regresar a trabajar después de unos días de descanso y descubrir que hacía apenas unas horas Lisa había muerto. La enfermera se sintió terriblemente triste, pero como profesional, siguió trabajando. Fue durante el siguiente turno cuando el espíritu de Lisa vino a verla. “Estaba tratando de dormir un poco en la sala de enfermeras cuando abrí los ojos y vi una figura parada junto al sofá”, relata Dorothy.
“La figura me tocó suavemente en el hombre me dijo «gracias» y desapareció. “Al principio estaba yo petrificada, pero entonces sentí que un calor de amor me impregnaba y comprendí que era Lisa, quien había regresado de la tumba para darme consuelo. La muerte la liberó del dolor constante de la leucemia”. Yo sé que por esto que estoy diciendo me pueden juzgar como loca, pero ¡Créanlo o No… Así Fue!… señaló contundentemente la veterana enfermera
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine