CNN
Muchos de nosotros conocemos muy bien la frustración que te embarga al comprar un nuevo y brillante aparato, solo para ver cómo se rompe en mil pedazos poco tiempo después.
Pero una nueva familia de plásticos ofrece un seguro contra estos desastres, a través de propiedades únicas que les permiten ser reformados después de que se rompen. Solo agrega calor y un catalizador químico, y observa cómo desaparece el daño…
El vitremer es la creación de Ludwik Leibler, un científico de materiales de la Escuela Superior de Física y de Química Industriales de París, la escuela que se volvió famosa por el descubrimiento de la radioactividad de Marie Curie.
El trabajo de Leibler lo hizo acreedor al Premio al Inventor 2015 en la categoría de investigación de parte de la Oficina Europea de Patentes (OEP) y se espera que su impacto sea de gran alcance y transformador.
“Creemos que las primeras aplicaciones serán en el transporte, en los autos, en los aviones, en todas las aplicaciones que tengas y que necesiten resistencia, para reparar e incrementar la durabilidad de tus objetos”, dice Leibler, quien se inspiró en las formas en que cambia el T-1000 en la película “Terminator 2”.
El vitremer es una combinación de las dos familias existentes de plásticos. Los termoplásticos son maleables cuando se calientan, pero quedan fijos de forma sólida cuando se enfrían y no se pueden reformar. Los termoestables son rígidos y conservan su forma aún cuando se calientan. El vitremer conserva su forma cuando se calienta, pero se puede reconstituir una infinidad de veces.
“El vitremer puede poseer las características de ambos mundos, pero fundamentalmente es diferente”, dice Leibler.
“El material combina este sistema permanente, la resistencia y la estabilidad dimensional con la posibilidad de ser maleable, (y) completamente reciclable”.
El científico describe el campo como una “joven familia” con aplicaciones casi ilimitadas, el cual podría volver obsoletos los plásticos existentes.
Una posibilidad intrigante es el uso del vitremer para tratar lesiones y acelerar la curación.
“Parece que funciona, al menos en los animales”, afirma Leibler. “Experimentamos pegando hígado, el cual puedes comprar, luego hicimos experimentos con colegas en el hospital con el hígado de ratas y funciona, también hicimos una cirugía con cerdos y funciona”.
Pero la prioridad es liberar la nueva tecnología en la fabricación y crear una nueva generación de productos. Con la investigación en curso, no está claro cuándo podrían llegar estos productos a las estanterías, pero con el tiempo, los usuarios podrán calentar sus dispositivos para restaurarlos o bien la restauración se producirá de manera automática.
El campo de la autorreparación está lleno de posibilidades. Desde el concepto del concreto regenerativo de su compañero nominado por la OEP, Hendrik Marius Jonker, hasta los ‘coágulos de sangre’ de la Universidad de Illinois y las alas de los aviones que se reparan por sí solas, a los materiales se les está ofreciendo una segunda oportunidad.
Hasta entonces, conserva tu teléfono donde lo puedas ver.
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