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UN SANTOS, NO TAN SANTO

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George Santos no es tan santo como dijo ser durante el proceso de las elecciones intermedias de noviembre.  Se presentó como un candidato intachable ante los votantes del Tercer Distrito electoral de New York.  Sus seguidores republicanos lo apoyaron ciegamente, mientras que los electores moderados y algunos demócratas terminaron con el cerebro lavado por sus mentiras y triquiñuelas.

¿Qué les parece? Santos dijo que era egresado de Baruch College y que adquirió un título de maestría en Administración de Empresas de la Universidad de New York.  También comentó que trabajó para Goldman Sachs y Citigroup, dos de las empresas financieras más importantes del país y dos fuentes de trabajo que nuevos egresados universitarios y profesionales con experiencia harían lo necesario para pertenecer a sus filas.

Adicionalmente, Santos manifestó que sus abuelos maternales fueron judíos nacidos en Ucrania, quienes luego migraron a Bélgica para después escapar a Brasil para evitar los campos de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial.  También dijo que su madre era de las primeras dirigentes empresariales y que él era una persona ricachona con negocios en Florida.

Resulta que el “niño” prodigioso no asistió a una universidad norteamericana, tampoco trabajó para dos de las empresas financieras más importantes del país; sus padres no son judíos y su madre no es una empresaria exitosa.

Santos nunca puso un pie en una universidad; es tan pobre en la cabeza (no tiene vergüenza) como pobre es su alma.  Es un mentiroso y un canalla que abusa de las bondades que le brinda un sistema democrático como el nuestro.

En los tiempos de las polis griegas, Sócrates decía que el gran mal de los regímenes democráticos es la libertad que otorga a sus súbditos.  Esa libertad se convierte en libertinaje (abuso de la libertad) con el tiempo y el sistema democrático colapsa a consecuencia del caos que promueve la gente abusiva.

En este sentido, la libertad –derecho que nos permite vivir en equilibrio— también puede ser un problema que puede acabar con nuestros propios derechos.  Sócrates también mencionaba que existen personajes sin ética en la democracia (sofistas), a quienes les interesaba más en adquirir beneficios personales que aportar a la sociedad.

Santos es un sofista, un demagogo, un villano y un mentiroso.

Para ser justos, una persona no necesita tener una carrera profesional o tener un título universitario para ser “bueno” o exitoso, lo único que se necesita es tener ética, ser respetuoso y tener un juicio equilibrado.

Santos no tiene ética política o ética civil.  Santos es un demagogo que debe ser sancionado políticamente; nunca debería pisar el Congreso.

Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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