Autor: Trinidad López Cruz
Una mañana que andaba atormentado
alcancé a mirarte en tu ventana,
una canción que estabas cantando
me detuvo para oírla más cercana.
Ya no pude perderte de mi vista
porque solo contigo quería estar,
mientras tu canto para mí exista
mis penas se tendrán que calmar.
Tenía tiempo de estar sufriendo,
y todo lo guardaba en el corazón,
ese dolor que llevaba padeciendo
ya merecía un poco de compasión.
Para hallar esa flor que buscaba
tuve que recorrer varios caminos,
cada día la esperanza se alejaba,
porque solo sufrir era mi destino.
El día que te acercaste a mi vida
se fueron todos mis sufrimientos
la ilusión que tenía fue cumplida
y solo hay alegría sin tormentos.
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