Investigadores del Laboratorio de Electrónica Orgánica de la Universidad Linköping, en Suecia, han desarrollado un nuevo material con la extraordinaria capacidad de almacenar energía. Dicho material consiste en la combinación de una nanocelulosa y un polímero conductor en una estructura 3D. La citada nanocelulosa se obtiene a partir de fibras de celulosa que son sometidas a agua a alta presión con el fin de desmenuzarlas en fibras tan extremadamente delgadas que no sobrepasan los 20 nanómetros de diámetro. Las fibras de celulosa son sumergidas en una solución de agua para después añadir un polímero cargado eléctricamente (PEDOT: PSS), también en solución acuosa. De esta forma se consigue que el polímero forme una fina capa alrededor de las nanofibras, que se organizan en una suerte de maraña que dejan pequeños espacios rellenos de líquido.
Cada hoja de 15 cm de diámetro y pocas décimas de milímetros de espesor puede almacenar hasta un faradio, capacidad similar a la de los supercondensadores comercializados.
La ventaja de este papel es que se produce con materiales simples, aparte de que la celulosa es renovable. De peso ligero, no requiere productos químicos peligrosos o metales pesados para su producción y es resistente al agua.
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