Esta flor de olor agradable y sabor penetrante tiene su origen en Europa y se encuentra alrededor de jardines, y terrenos cultivados y secos en Europa, América del Norte y América del Sur, aunque se puede encontrar como flor silvestre en muchas extensiones de campos sin cultivar. De pétalos blancos, es conocida por sus propiedades curativas desde la Edad Media, aunque no se empezó a sembrar hasta el siglo XVI en Inglaterra.
Para su consumo existen realmente dos especies de manzanillas: la alemana (curiosamente llamada también húngara) y la romana (denominada también inglesa). El tipo alemán es el de uso más común en Europa continental y el que se emplea casi con exclusividad en Estados Unidos y Latinoamérica.
La comunidad científica ha puesto en duda los beneficios reales de la manzanilla que, por contraposición, ha sido merecedora de la confianza por parte de la inmensa población que siempre ha mantenido en su despensa esta flor seca para aliviar sus males estomacales, los dolores menstruales de las mujeres o simplemente sus desvelos.
La manzanilla, también llamada camomila, es una planta cuyas flores secas han sido utilizadas durante siglos en la medicina herbal. Ya en Egipto se usaba en el tratamiento de la malaria, en Roma para combatir las infecciones urinarias y en la Europa medieval se hizo muy popular como diurético y remedio para los trastornos digestivos. En la actualidad, se recurre a ella por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antiespasmódicas.
Pero el hecho es que la manzanilla ha sido utilizada a lo largo del mundo occidental durante tanto tiempo que su efectividad ya no es motivo de mucha discusión. Por esta razón, los científicos no han seguido profundizando en las verdaderas razones para determinar el porqué de estas cualidades beneficiosas, sobre todo como sedante de la ansiedad nerviosa.
Los estudios realizados en animales, se ha demostrado que el aceite de manzanilla administrado por vía oral reduce la tensión arterial y ralentiza el pulso cardiaco y la frecuencia respiratoria en perros y gatos. Y ambos productos de la manzanilla contienen flavonoides, que han demostrado tener un efecto antiespasmódico, especialmente en los tejidos del tracto gastrointestinal.
La mayor parte de la investigación contemporánea sobre esta planta en humanos se ha centrado en sus beneficios por sus propiedades curativas, aunque, en estos estudios se resaltan sus cualidades sedantes y calmantes. Algunos estudios, en los que se proporcionaron dosis orales de extracto de manzanilla a pacientes que pasaban un proceso cardiaco, sugieren que ésta podría incluso ser un efectivo inductor del sueño.
Su capacidad para curar calambres en el tracto gastrointestinal convierte a esta planta en un remedio ideal para la ingestión nerviosa, las molestias estomacales e incluso las náuseas. Los estudios demuestran que tiene también un efecto curativo cuando se aplica a las heridas de la piel, las abrasiones y las infecciones. En Centroamérica, las mujeres embarazadas, al dar a luz, tienen por costumbre tomar infusiones de manzanilla junto con anís y romero para reducir la hinchazón del vientre que suele permanecer tiempo después del parto.
EFECTOS SECUNDARIOS.
La manzanilla se presenta bajo diversas formas, incluyendo el aceite concentrado, flores secas que se adquieren en herbolarios, e infusión en bolsitas que se introducen en el agua hirviendo y cuyo empleo es el más común. En cuanto al aceite de manzanilla, los proveedores señalan una importante advertencia y es que, debido a que este producto resulta caro, algunos proveedores lo adulteran, por lo que conviene consultar sobre la marca del producto.
En cuanto a sus posibles efectos secundarios, para la mayoría de la gente la manzanilla es extremadamente segura. No se considera tóxica ni creadora de hábito y tampoco produce efectos secundarios cuando se toma en cantidades moderadas. Sin embargo, algunas personas han padecido reacciones alérgicas, aunque éstas suelen aparecer con el consumo del aceite de manzanilla como consecuencia de las adulteraciones sintéticas que puedan tener.
Isabel Martínez Pita//EFE-REPORTAJES
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