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GUSANOS ‘COME PLÁSTICO’: ALIADOS DEL MEDIOAMBIENTE

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El aspecto y movimientos de los gusanos probablemente no invitan a tenerlos como mascotas, dando vueltas por la casa, pero algunas especies de estas pequeñas criaturas reptantes y de cuerpo blando, son beneficiosas en lugar de dañinas, e incluso podrían incluirse en la lista de los mejores amigos del ser humano, o al menos del  medioambiente.

El gusano de la cera, también llamado gusano de la miel, por su presencia en las colmenas de abejas melíferas, podría tener un papel importante en la lucha contra la contaminación por plástico que ha inundado el planeta ”por tierra, mar y aire” a lo largo de décadas.

Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) español han comprobado que la saliva del gusano de la cera degrada el plástico.

Estos científicos descubrieron en 2017 que esta especie de gusano es capaz de descomponer el plástico (polietileno), y en 2022 descubrieron cómo lo hace: su saliva contiene unas enzimas (de la familia fenol oxidasa) que inician la degradación del polietileno en poco tiempo y a temperatura ambiente.

“El polietileno es uno de los plástico más resistentes. En condiciones ambientales normales, expuesto a la luz solar o a altas temperaturas, este plástico tarda meses o años en degradarse”, indica Federica Bertocchini, investigadora del CSIC en el Centro de Investigaciones Biológicas (CIB-CSIC), que ha dirigido el estudio.

Los investigadores del CSIC han descubierto que las enzimas de la saliva del ‘gusano de la cera’ oxidan el polietileno (el oxígeno penetra en la molécula de plástico). Así, permiten acelerar su descomposición, según explica Bertocchini.

“Estas larvas son capaces de oxidar y descomponer los polímeros del plástico tras apenas una hora de exposición”, explica.

Una especie de gusano común denominada ‘Zophobas morio’ podría ser la clave para el reciclaje de plástico a gran escala, debido a su capacidad de masticar y descomponer el poliestireno, según investigadores de la Universidad de Queensland, UQ, en Australia.

Esta biodegradación se consigue gracias a una enzima (proteína) bacteriana que está presente en su intestino.

El poliestireno, un plástico común que se usa para empaques y aislamientos, resulta costoso de reciclar y suele contener un retardante de llama denominado HBCD, que puede ser nocivo para la salud y el medio ambiente.

Daniel Galilea. /// EFE – Reportajes

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